«¡Yo también soy un rebelde!«

Jason Aaron se lo debe estar pasando de maravilla escribiendo este cómic. Casi tanto como Stuart Immonen y compañía dibujándolo. Y es que la Star Wars de Marvel le está permitiendo al guionista de Thor y Lobezno y la Patrulla-X sacar al niño que lleva dentro, reviviendo a una serie de personajes en su época de mayor esplendor y lanzándolos a nuevas aventuras sin el peso de lo que se haya escrito antes, simplemente con la imposición (lógica) de dejarlos al final de su andadura listos para encarar lo que se relataría en El Imperio Contraataca.

De esta forma, en Star Wars #9 seguimos viendo las evoluciones de Han Solo y Leia Organa en el inhóspito planeta al que huyeron para refugiarse de los cazas imperiales, con la mala suerte de encontrarse allí con Sana Solo, la autoproclamada (veremos hasta dónde llega la cosa) esposa secreta del contrabandista coreliano… Yo no quiero decir nada, pero poner el nombre y el apellido de esta cazarrecompensas en Google debería estar vetado para quienes no hayan visto la nueva entrega de la saga cinematográfica. Incluso los que ya la hemos visto deberíamos dejar de hacer conjeturas. Pero es que la valentía (y bravuconería) a flor de piel de este nuevo personaje y su visible ingenuidad no nos pueden pasar desapercibidas. Al final Aaron tirará por la tangente para no meterse en líos, peor lo que muchos estamos pensando sería tan divertido de leer…

«La creación del sable ha de comenzar por el cristal«

Menos humor hay en la historia que protagoniza Luke Skywalker. El aprendiz de jedi se las ingenia para saltar del fuego a las brasas y, tras una emocionante (y espectacularmente recreada por Immonen) persecución por las calles de la luna de los contrabandistas, Nar Shaddaa, lo vemos encontrarse por segunda vez en su vida con un miembro de una de las razas más codiciosas y peligrosas de la galaxia: los hutt.

Star Wars #9

La babosa gigante (que en la imagen que precede a estas líneas nos muestra un curioso colgante) va a servir para que Luke dé su siguiente paso como jedi y nos muestra una de las caras ocultas del Imperio: en un mundo en el que los jedi se han dado por extintos, sus pertenencias, tecnología y artefactos constituyen un bien de incalculable valor. Más aún sabiendo que no pueden volver a fabricarse y que, incluso, muchos son inútiles si no son utilizados por un maestro de la antigua orden. Eso sí, que Skywalker sobreviva a la experiencia que le brinda Grakkus ya es otra cosa. Suerte que Aaron nos ha preparado una sorpresilla que ya veremos el mes que viene…