Seguimos los pasos del jedi Dass Jennir en su intento de llevar la paz a la galaxia. En este número nos encontramos con cómo la compasión le puede llevar a ayudar incluso a aquellos que le han intentado matar. Este es el caso de Ember Chankeli a la que intentará alejarla de su pasado y brindarle un mejor futuro, en el que conocerá a otros personajes (quizá la historia un poco repetida del número anterior) a los que también se ve obligado a intentar ayudar.

Pero no todo va a ser un paseo para Ember y Jennir. Un matón a sueldo anda tras él. Alguien con muchas ganas de encontrarle y con bastantes pocos escrúpulos. Cruel y hábil no le importa tenerse que infiltrar en naves imperiales para intentar localizar el paradero de nuestro protagonista, quien se hallará en un planeta prácticamente desierto que le hace poner a prueba todas sus habilidades. Además, por si fuera poco el propio Darth Vader anda tras la pista también de Jennir en su deseo de acabar con toda la orden Jedi. Una actitud que pone furioso incluso al mismo Emperador.

Mientras todo esto pasa, la tripulación de la Uhumele, nave compuesta por razas de lo más variopintas y que ha ido sufriendo bajas y nuevas adquisiciones, sigue también el rastro de Jennir, deseosos, como todos, de encontrarle. Entre la tripulación cabe destacar a Bomo Greenbark, el auténtico «culpable» de que Jennir no se encuentre con ellos tras echarle del grupo tiempo atrás al no lograr el jedi salvar a su pequeña hija nosauriana y de que él mismo fuera el ejecutor del responsable. Ese odio hacia Jennir fue decreciendo hasta hacer incluso que toda la tripulación se ocupara de buscarle por toda la galaxia. Ahora le han encontrado la pista, y se sitúan entre el propio Darth Vader y el asesino misterioso en su busca. Les ayudará un jedi que entró en juego en el número anterior. Misterioso pero que con su ayuda parece haber dejado clara que su intención esta dentro del camino de la luz, el maestro Beyghor Sahdett.

Un número interesante, trepidante, en el que parece que todos los caminos parecen estar entrecruzados en estas tres historias diferentes y paralelas, que bien llevadas hacen que el argumento de Randy Stradley sea prácticamente el que se espera de un gran cómic, sabiendo intercalar a la perfección en cada momento las tres líneas argumentales. Y aunque quizá destaque por otras obras (Jedi Council: Acts of War 1-4 o números sueltos de Star Wars: Empire) es más conocido por ser el Vicepresidente de la mítica Dark Horse Comics, la editorial americana de Star Wars. Las cosas se están haciendo bien, ya sea al llevar la editorial o ya sea al crear argumentos e historias para ser llevados al papel impreso. Un cambio además notable donde lo haya en comparación con los argumentistas de los números anteriores Welles Hartley o Mick Harrison (sin hacer desprecio de ellos, nada más lejos)

El dibujo nos lo trae de nuevo Douglas Wheatly, también encargado de los números anteriores (a excepción del segundo volumen, lo que se notó) y de obras como Star Wars: Empire o The Bounty Hunters: Kenix Kil. Dibujo que es de verdad muy agradable a la vista, trazo fino, cuidado y con un mimo digno de elogiar. Y el color de manos de Dan Jackson hace que la perfecta pareja entre Jackson y Wheatly sea aún más interesante. En cuanto a las portadas nos las trae Pablo Correa, poco conocido quizá pero con un cierto peso en el universo Star Wars dedicándose a realizar las cubiertas, como es el caso de este número, en el que encontramos un dibujo de Vader que resalta sobre todo por su uso del color y los contrastes.

En resumen: emoción, tensión y buen arte.