«La duodécima colonia imperial ya no existía«

Cada vez que oigo la palabra «adaptación» me echo a temblar. Son tantas las que se han hecho en los últimos años sobre los más variados temas que, por fuerza, nos hemos visto obligados a contemplar verdaderos pufos, tanto del mundo de las letras al del celuloide (¿alguien dijo John Carter?) como al revés. Y es que cada vez que algo tiene éxito en algún formato, rápidamente surge la necesidad de explotar la idea en la mayor cantidad de plataformas posible para sacarle «rendimiento» al producto. Los ejemplos son casi infinitos: Juego de Tronos tiene cómic, Transporter da el salto a la serie de televisión, el porno machista de 50 Sombras de Grey se exhibe sin pudor en salas de cine de medio mundo…

Pero existe otro tipo de adaptaciones que dan bastante menos miedo. Las de aquellos autores que, fascinados con una historia que les cautivó años atrás, deciden darle una vuelta de tuerca y hacerla suya, o aquellos creadores que deciden darle una segunda vida a su criatura desde una nueva perspectiva (como Orson Scott Card y su Juego de Ender en película y cómics). Este tipo de adaptaciones, hechas desde el respeto al producto original y con el conocimiento de los detalles que gustaron a todos y que no se deberían cambiar y de hasta qué punto un camino alternativo puede tomarse, por regla general suelen dejar buen sabor de boca. Siempre hay una legión de seguidores que quiere más de una historia que ya disfrutaron y que, si se los trata como se debe, van a responder de maravilla. Es el caso de El Señor de los Anillos de Peter Jackson en la primera década de este siglo o de Los Vengadores de Joss Whedon hace unos años.

«¿Quién nos va a rescatar a nosotros primero?«

Steampunk Battlestar Galactica 1880 bien puede encuadrarse en este segundo grupo. La serie original se emitió a finales de los 70, pero su mitología la ha sobrevivido y la historia ha vivido diversos remakes y spin-offs en todas las plataformas posibles. Ahora, con un rediseño a lo Steampunk obra del catalán Sergio Dávila, volvemos a ser testigos de la destrucción de Caprica y asistimos en primera persona al desmoronamiento de las Doce Colonias. Y, aunque la historia ya nos la podamos conocer de memoria, el rediseño y la ilusión con que se cuenta nos hacen percibirla como algo nuevo. Demostrando que la creación de Glen A. Larson aún tiene mucho que ofrecer a sus seguidores y a todo aquel que se atreva con ella.

La destrucción de Caprica en Steampunk Battlestar Galactica 1880

Cierto es que el argumento y los personajes no dejan de recordarnos a la Star Wars de George Lucas, pero Battlestar Galactica huye del misticismo en que se imbuye la ahora propiedad de Disney y nos presenta una historia más humana que se lee con avidez la primera vez (la segunda nos sirve para disfrutar del dibujo de Aneke a partir de los diseños de Dávila). La acotación del proyecto a un único tomo de cuatro capítulos obliga a Tony Lee a ejercer una narración ágil que no se entretiene en supercherías y que busca presentar rápidamente los hechos principales para luego deleitarnos con una acción muy bien contada.

«Recuerda que las mujeres son las que mandan aquí«

Curiosamente, la estética steampunk le sienta pero que muy bien a la futurista Battlestar Galactica y, al igual que los jedis luchaban con sables láser, contemplar a los héroes de la serie empuñando espadas y pistolas mientras pilotan naves a medio camino entre el futuro post-apocalíptico y la Revolución Industrial nos deja un poso muy agradable en la retina. Los cambios en el argumento y en los roles de los personajes, por otra parte, pertenecen a esa obligada reimaginación de la que os hablaba más arriba y que resulta imprescindible para separar a esta obra del producto original sin quedarse tan cerca que parezca un simple calco ni alejarse tanto que desmerezca el nombre.

«Starbuck», Muffit y Boxey en Steampunk Battlestar Galactica 1880

Yermo Ediciones redondea la apuesta con una interesante galería con los bocetos del estupendo dibujante español y, saliéndose un tanto de lo que nos tiene acostumbrados, presenta el tomo completo en rústica y por unos atractivos trece eurillos que bien valen su inversión si eres un fan acérrimo de la serie televisiva y que sirven como apuesta para todo aquel que quiera acercarse a una de las space operas más famosas de todos los tiempos.