Indomable (Haywire)

Indomable: Puro y duro Soderbergh

Hace bien poco se estrenó El Invitado y varios detalles en ella me recordaron a la saga Bourne (el héroe solitario tratado como enemigo público, cargos corruptos de la CIA…). En la crítica de esa película hablé de cómo Indomable también parecía apuntar en la misma dirección. Pues bien, Steven Soderbergh me ha vuelto a sorprender con un producto que sólo se acerca a la cinta que protagonizara Matt Damon en la soledad de la protagonista (una interesante Gina Carano) y en la espectacularidad de algunas peleas. Indomable se trata de una cinta de acción con el sello de elegancia y entretenimiento que tan bien sabe imprimir el director de éxitos como la saga Ocean’s o la más reciente Contagio.

 

Michael Fassbender y Gina Carano en Indomable (Haywire)

 

Sin duda, Haywire (como se titula la película en su idioma original) bebe de múltiples referencias cinematográficas. Aquí y allá hay retazos del aroma Bond (incluido un guiño que nos lleva directamente a Goldeneye) y podemos ver detalles de otras muchas cintas de acción y espías, pero es la fantástica dirección que tiene lo que la convierte en una joyita que merece -y mucho- la pena ver en el cine en compañía de amigos y con el objetivo claro de desconectar y entregarse a la acción de la cinta.

 

Perfect timing‘:

 

Para que una película como ésta funcione Soderbergh ha tenido muy en cuenta los tiempos y ha preparado un producto de ‘apenas’ 90 minutos en los que no sobra ni falta nada. El director renuncia a tomarnos por tontos contándonos cosas que sin duda podemos imaginar o que no necesitamos ni saber y se limita a contar la historia que le interesa, sin distracciones. Esto, que debería ser una máxima del cine de acción, muchas veces se olvida (Statham nos proporcionó un par de ejemplos el año pasado) y da lugar a cintas que nunca llegan a despegar y se alargan hasta el infinito y más allá.

 

El imán de estrellas:

 

Uno de los ganchos de la película es, cómo no, lo atractivo de su reparto. Más allá de la «novata» Carano (segundo papel tras Promesa Sangrienta y su paso por Gladiadores Americanostenemos a gigantes como Michael Douglas, Antonio Banderas, Ewan McGregor y Michael Fassbender. Las grandes estrellas quieren trabajar con Soderbergh, sólo hay que ver de quiénes se ha rodeado en Contagio o en la saga Ocean’s (por seguir con los dos ejemplos) para verlo. Y es que la elegancia con que trata a sus producciones siempre ha hecho mucho bien en los actores y actrices que en ellas han participado.

 

Gina Carano en Indomable (Haywire)

 

Me explico: Si, por ejemplo, Michael Douglas hubiera fichado por El Invitado, habría sido la película la gran beneficiada por la aparición del actor, sin embargo se consideraría que como un trabajo menor (y probablemente olvidable) del actor. Ahora bien, si Ryan Reynolds hubiera tomado parte en esta película (en el papel de Channing Tatum, por ejemplo) no cabe duda de cuál sería el gran beneficiado. Por lo demás, contar con actores de tan dilatada experiencia es siempre un punto a su favor y sirve muy bien para tapar cualquier desliz de su protagonista; bastante correcta para ser su primer papel protagonista. Más aún, la mayor parte de las estrellas que participan en las películas de Soderbergh lo hacen, en parte, por su relación de amistad con el director, los rodajes deben ser la mar de agradables y con un buen ambiente de fondo la gente suele rendir bastante más.

 

David Holmes vuelve:

 

Tras componer la banda sonora de las tres entregas de Ocean’s, David Holmes y Steven Soderbergh vuelven a colaborar y el músico deja una vez más su característico sello en forma de trip-hop sobrio y a la vez dinámico que vuelve a funcionar tan bien como en el pasado. Bases rímicas pegadizas, saxos en su justa medida y un buen uso del sintetizador dan lugar a una delicatessen para los amantes de la música electrónica que merece la pena escucharse aparte.

 

En resumen:

 

Indomable es una película para ver en el cine y con amigos. Puro entretenimiento con muy buena hechura.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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