Stockholm

Stockholm: Mañana será otro día

Cuántas noches o veladas se han vivido así… Tantas conversaciones divertidas entabladas con desconocidos en fiestas o bares, tantas historietas basadas en el esquema «chico conoce chica». Si las calles de Malasaña hablasen… Aquí no se sabe si lo que dicen es cierto o no, pero el público cae encandilado ante tal diálogo y situación: Ellos se conocen, él empieza una serie de estrategias para invitarla a su casa, ella exhibe las suyas para resistirse y deambulando por el centro de Madrid intercambian confesiones, y quizá mentiras, con una ternura generacional impecable.

 

El deseo de besarla queda latente. El momento cumbre llega y es acompañado de música de vals. El punto y aparte. Llegada la mañana comenzará otra experiencia. Ambas historias podrían funcionar a la perfección por separado. Son momentos contradictorios tanto en el fondo como en la forma: La oscura y emocionante noche da paso a una excesiva y casi molesta claridad que saca a la luz la verdad. Aquí las hadas del cuento brillan por su ausencia. Es sabido que el séptimo arte alimenta ese sentimiento universal que es el amor. Pero hay títulos que se encargan de desarmar el esquema romántico ya impuesto en el celuloide. El azúcar ofertada en las comedias comerciales debe bajar con otros trabajos para tener los niveles de insulina estables. Así el cine indie mantiene las constantes de glucosa normalizadas, haciendo uso de otros edulcorantes más sutiles, pero que no empalagan.

 

Aura Garrido en Stockholm

 

Con una puesta en escena modesta pero alegórica, es como ha rodado Rodrigo Sorogoyen su segundo largometraje, después de la codirección de 8 citas junto a Peris Romano, donde ya se vislumbró su facilidad para manejar los diálogos. Ahora su trabajo como director ha sido reconocido en el Festival de Málaga con la Biznaga de Plata al mejor director, además de obtener el premio al mejor guionista novel conjuntamente con Isabel Peña. La pareja de coautores ha desarrollado este flirteo de una forma tan verosímil que consigue que esta historia típica de fin de semana resulte atractiva.

 

Aunque sin duda lo que engrandece la cinta son las interpretaciones de la también galardonada en Aura Garrido y Javier Pereira, que en hora y media aportan al texto más misterio que el que desplegaron Kristen Stewart y Robert Pattinson en las cinco partes de la saga Crepúsculo. La pareja está inmensa y sabe cristalizar los sentimientos necesarios de cada momento de la velada y de manera impulsiva, como son ella y él. La química que producen estas personalidades traspasa las pantallas, gracias a la frágil joven que construye Garrido y al capullo con labia que se intuye en el personaje de Pereira. Al día siguiente saldrá a la luz el yo de cada uno, y los tintes aclararán.

 

Es cierto que en Stockholm los detalles rememoran a otros títulos del cine independiente, como la venerada Antes del amanecer, pero Sorogoyen conduce a su pareja hacia un plano más extremo. ¿Estilo Linklater? ¿Una aflicción propia de Haneke? Incluso se asemeja a Buscando un beso a medianoche, de Alex Holdridge. Similitudes aparte, esta propuesta anda firme con personalidad propia y como un ejemplo de cine de autor. El proyecto, conseguido en parte gracias al crowdfunding, seducirá igual que otros de elevados presupuestos mientras equilibrará la glucosa aportando la justa y necesaria acidez.

 

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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