Liga de la Justicia #16

Liga de la Justicia. El Año del Villano #16-18: Políticos de hoy en día

Liga de la Justicia #16«Te puedo dar justo lo que buscas«

 

Debería haberlo visto venir. Scott Snyder es un experto en el arte de plantar las semillas para sus historias en los tiestos que menos nos esperábamos y, de hecho, lo que ocurre en Liga de la Justicia #16 ya nos lo presentó en el cómic (también publicado por las buenas gentes de ECC) de Batman: El Último Caballero de la Tierra. En esta miniserie (cuyo tercer y definitivo volumen saldrá a la venta el 10 de marzo) el guionista nos contaba cómo Lex Luthor hacía un llamamiento a la cara oculta de los corazones de los seres humanos y cómo este llamamiento, y la posterior respuesta de la humanidad, llevaba al mundo a su apocalipsis y a los pocos héroes supervivientes a la clandestinidad. Ahora, en el preludio del Año del Villano, la némesis de Superman realiza una arenga similar en todos los rincones de nuestro planeta, apelando a nuestros más bajos instintos, con el fin de que una fe oscura colectiva sirva para terminar de despertar a Perpetua, la diosa primigenia de este Multiverso.

 

El discurso que el autor pone en labios de Luthor nos debería sonar a todos. El villano se reconoce como tal y anuncia que está harto de ocultar su condición bajo la fachada de un multimillonario, un científico o, incluso, un héroe ocasional. Se declara un villano orgulloso y llama al resto de los seres humanos a que sigan su ejemplo, dejen caer sus caretas y den rienda suelta a sus más bajas pasiones. Ahora sustituyamos la palabra villano por la de ‘facha’, machista o xenófobo y tendremos en la cabeza una imagen bien clara de hacia dónde dirige sus dardos el guionista. En España lo tenemos muy fácil, puesto que son ciertos políticos los que, sin ningún pudor, se han apropiado de esta suerte de discurso, pero la verdad es que encontramos réplica de estos políticos de hoy en día aquí y allá en la mayor parte de los países del mundo.

 

«Todos debemos ser villanos«

 

Hemos ido a vivir en una época que marca el final de un paradigma y el inicio de uno nuevo. Es una época interesante, pero también es una época convulsa. Y es así porque cada gran salto evolutivo en la mentalidad de la sociedad en su conjunto conlleva la aparición de fuerzas que se resisten a dicho cambio. Lo malo es que cuanto mayor es el salto, mayor es el vértigo que éste produce y, por ende, más grande es la oposición y más tentadora la oferta de quedarnos con lo que ya conocíamos, aunque esto sea malo y tóxico para nosotros mismos. Y cuanto mayor es la resistencia, más probable es que ésta termine por hacer daño a todas las partes implicadas. En este cómic lo podemos ver también: Luthor contempla el fin del mundo y elige, en lugar de tratar frenar su derribo y colocar los cimientos de una sociedad nueva, apostar por llevar sus viejos vicios a un nuevo nivel, libre de ataduras y de dobles juegos, tratando de arrastrar consigo a una humanidad dominada por el pánico.

 

Liga de la Justicia #16

Liga de la Justicia #16

 

Lo cierto es que me disgusta un poco el salto temporal que contemplamos entre los números que nos ocupan hoy. Supongo (aún no he querido leerlos para que no influyeran en mi juicio) que los cómics basados específicamente en este macroevento editorial, así como los cruces con cada una de las series implicadas o afectadas por el mismo, desarrollarán este paréntesis que Snyder decide no abordar en la serie de la Liga de la Justicia. Y en verdad espero que sea así, porque merece la pena contemplar la espiral de autodestrucción en la que se puede sumergir una humanidad que se abandona a su ‘cara B’. El Año del Villano, al contrario que con otros eventos de temática aparentemente similar (Maldad Eterna, Noches Oscuras: Metal), no coloca el peso de la amenaza en un enemigo externo, venido de otra dimensión o de otro Multiverso, sino que deja caer la responsabilidad de nuestra destrucción en nuestros propios hombros. Y esto no podía ser un argumento de más rabiosa actualidad.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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