«No dije nada porque me dolía«

Segunda (¿segunda?) entrega de la nueva serie de los Titanes. Tengo que ponerlo muy claro en la primera línea de esta reseña porque ECC no ha considerado necesario aclarar este punto (vale, lo ponen en letra minúscula en el recuadro inferior izquierdo de la portada, como no lo podéis ver). La razón me parece clara: se está trasladando exacta la edición norteamericana del tomo al mercado hispanohablante. Esto estaría guay de no ser porque en España no hemos disfrutado de esta serie en formato grapa. Y es normal, no hay el mismo mercado en nuestro país que en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido… pero se habría agradecido que la editorial catalana incluyera algún tipo de numeración reconocible en la portada.

En cualquier caso, no hace falta ser un lince para percatarse de que este tomo es la continuación directa de otra historia (concretamente la de Titanes: La Chispa). La acción comienza justo donde terminó la del anterior volumen, con los integrantes del equipo huyendo de la Tierra a bordo de la sala Boom y el Salón de la Justicia quedando anegado por los acontecimientos de Tierra Sumergida. Los primeros capítulos de este volumen nos muestran las consecuencias de tan precipitada huida y nos ofrecen un necesario momento de pausa en la serie para pararnos a analizar la situación de cada uno de los personajes, que no es ni mucho menos halagüeña. Y es que tenemos a Raven sin alma, a Beast Boy descontrolado, a Miss Marciana ocultando un terrible secreto y a Dona Troy tratando todavía de asimilar la muerte de Roy Harper durante los sucesos de Héroes en Crisis. Mucho para procesar y muchos frentes abiertos para un grupo que apenas había comenzado a funcionar como tal.

«Un anillo para gobernarlos a todos«

Es por eso que este tomo es imprescindible para asegurarse la supervivencia de esta serie. Es aquí donde realmente se hace grupo. Ya sabían luchar juntos, ahora han de aprender a soportarse. Ellos y Kyle Rayner. El Green Lantern se une al equipo en este número para aportar algo más de potencia de fuego, pero sobre todo para rellenar el hueco de Nightwing, cuya ausencia se nota bastante a lo largo de esta aventura. Y es que el policía espacial podría quitarse la máscara en un momento dado y demostrarnos que debajo de ella está Dick Grayson y no nos sorprendería lo más mínimo, porque Dan Abnett le otorga al Lantern la misma personalidad (y casi el mismo papel, si acaso un poco más en la sombra) que al ex-compañero de Batman.

Titanes: En la Sangría

Aun con todo esto, a Titanes: En la Sangría le da tiempo para proponernos una historia de aventuras en la Tierra Med… la Notierra bastante interesante. Con traiciones, personajes que parecen sacados de otra editorial, el regreso de una secta a la que no veíamos bien de cerca desde El Reino Rojo de Animal Man y la posibilidad de recuperar a la panda en la plenitud de sus capacidades. En la Sangría es una gran aventura de capa y espada que les sienta genial a los personajes que participan en ella y que les prepara para todo lo que les va a caer encima a lo largo del Año del Villano. Lo más interesante, sin embargo, parece pasar por el hecho de que nos queda claro que los Titanes han encontrado su hueco dentro de las diversas funciones de las Ligas de la Justicia. No son ni lo que se enfrentan a los grandes males ni los que investigan el lado esotérico de las amenazas, sino que son un grupo mucho más a pie de calle, preocupado por el efecto de las grandes catástrofes en las personas como tú y como yo. Quizás esta sea la mejor noticia que nos trae este tomo, porque es más difícil cancelar una serie que ha encontrado su nicho.