Arrow

‘Arrow’: Primeras impresiones

Los arcos vuelven a estar de moda. Ya ocurrió hace años tras el estreno de El Señor de los Anillos y ahora, tras el taquillazo que supuso el año pasado la adaptación a la gran pantalla de Los Juegos del Hambre, los arqueros vuelven a «ser guays«. La primera muestra la tuvimos hace bien poco con la, de momento, exitosa Revolution de J.J. Abrams y ahora CW (Calle 13 en España) se sube al carro con su segunda serie con el sello DC: Arrow se estrenará en tierras norteamericanas el próximo 10 de octubre y, con un mes de diferencia, el 14 de noviembre llegará a la cadena privada propiedad de Universal. La serie llega de la mano de parte del equipo de Smallville, la serie sobre los orígenes de Superman que este mismo canal alargó cual goma de mascar hasta las 10 temporadas, pero que tiró del carro de la audiencia durante casi todo ese tiempo. Bastante más miedo da el hecho de que dos de estos mismos señores (Greg Berlanti y Marc Guggenheim) tengan en su haber el guión de la nefasta Green Lantern (Linterna Verde).

 

Arrow

 

Dejando de lado las elucubraciones, el piloto deja muy buen sabor de boca. CW trata de compensar los malos resultados del año pasado subiendo un punto sus series para llegar a un público más adulto y esto se nota enseguida en Arrow. Oliver Queen (Stephen Amell) no tiene reparos en mancharse las manos de sangre, al contrario de lo que ocurría con el buenazo del Clark Kent de Tom Welling. Además, aunque la tensión sexual está ahí, Queen parece más interesado (obsesionado podría decirse) por limpiar su ciudad que por buscar el amor, rompiendo con la tónica general del canal. Arrow recupera el concepto que ya apareciera en Smallville del millonario que sufre un accidente, se ve atrapado en una isla recóndita y lleva sus habilidades al límite para sobrevivir, pero es bastante más realista en cuanto a las marcas (físicas y emocionales) que una experiencia de este tipo dejaría en cualquier persona: A Oliver, más que sus habilidades, sólo le han mantenido vivo su sed de venganza y su necesidad de redención.

 

Dicen los productores que se han inspirado mucho en el universo fílmico creado por Christopher Nolan en torno a la figura de Batman. Esto no debería extrañar a nadie, ya que el personaje de Green Arrow siempre ha sido muy cercano al del justiciero de Gotham. Ya en sus inicios comiqueros (allá por los años 40) compartieron multitud de gadgets y, de hecho, se planteó al personaje como una versión «de izquierdas» del Hombre Murciélago. Esto es bien cierto: mientras que Superman siempre ha representado la justicia suprema (por algo es el héroe americano junto al Capitán América de Marvel) y Batman tiende más a reflejar la lucha contra la obsesión que pudre las mentes, Green Arrow, desde sus orígenes, ha sido el salvador del pueblo, el que (como el Robin Hood al que refleja) roba y/o apaliza a los ricos para hacer más llevadera la vida de los pobres.

 

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Amell, tras pasar como secundario por una docena de series, se hace al fin con el papel protagonista y, aparte de derretir a las féminas con sus abdominales, demuestra que es algo más que una cara bonita y que puede pasar de la sonrisa galante a la mirada asesina sin demasiado esfuerzo. Sus compañeros son puro material CW (guapos, inmaculados e inalcanzables para el ser humano medio) y esto podría pasarle factura a la serie en una época en la que nos van más los achaparrados de Big Bang. Eso sin contar a cierto jefe de seguridad con «la mirada Magnum» de Zoolander. De todas formas la serie cuenta con los suficientes ganchos como para convertirse en el buque de guerra de la cadena para esta temporada y rellena el hueco de las series para aficionados al cómic (con huevos de Pascua como la máscara de Deathstroke) mientras se perfilan en el horizonte el Hulk de Guillermo del Toro y la serie de Los Vengadores de Joss Whedon.

 

Arrow pinta bastante mejor de lo que la mayor parte de nosotros podríamos esperar y merece la pena que, a partir del 14 de noviembre, le demos una oportunidad y nos veamos unos cuantos capítulos para formar una opinión al respecto (y para ver a Deadshot combatiendo las flechas con balas a partir del tercer capítulo). Dependiendo del rumbo que escoja puede ser un auténtico éxito u otra Smallville que olvidar.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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