El primer amor, el amor no correspondido, el amor perdido, el amor de una noche, el amor acomodado… Crazy, Stupid, Love hace un recorrido por los distintos tipos de amor en busca de nuestra alma gemela. Y es que amores hay muchos; pero verdaderos, por los que vale la pena luchar y no rendirse, escasean… sólo hay uno.

Y eso que la película empieza de forma demoledora, con Julianne Moore pidiéndole el divorcio a Steve Carrell. Pero esta es la mecha que desencadena todos los acontecimientos venideros y une, de una u otra forma, a los personajes implicados en la historia.

Crazy, Stupid, Love es una película muy bien medida, tanto, que más de uno se sorprende cuando descubre su duración: 118 minutos. Desde los mismos títulos de créditos el film atrapa y nos dirige hacia donde quiere gracias a un guión de manual y un montaje que sabe donde cortar para dar la importancia justa a cada situación evitando recrearse en exceso. En este sentido hace dos cosas realmente bien. Por un lado compensar el poso dramático (inherente a cualquier fracaso amoroso) con la comedia, la comedia romántica y un reparto coral al que terminamos entendiendo y apreciando sin excepción.

Por otro lado, evita resultar empalagosa y arquetípica riéndose de los clichés del género en el momento más oportuno, cuando ya parece que va a caer en ellos. El homenaje protagonizado por Emma Stone y Ryan Gosling es muy ilustrativo al respecto.

Crazy, Stupid, Love habla del amor, pero lo hace a través de una comedia más bien irreverente y que no huye del ridículo, muy en la línea de producciones recientes como Con Derecho A Roce o La boda de mi mejor amiga. Como en estas (y en la gran mayoría), la tesis defendida es conservadora y positiva; por lo que es en el recorrido que se hace hasta llegar a ese happy ending donde da rienda suelta a la hilaridad. La presentación de los personajes de Carrell y Gosling (por poner un ejemplo) no tienen desperdicio.