La saga Madagascar vuelve a golpear en verano tras arrasar en Estados Unidos. He de confesar que la primera entrega de la franquicia (de 2005) me pareció mala hasta la nausea: mal dibujo, chistes a destiempo, sosa, una historia central sin un ápice de interés… Pero el filme funcionó y eso sirvió para que la segunda entrega, sin ser una maravilla, nos hiciese reír de vez en cuando y para que ahora nos llegue una tercera parte desternillante y genial. Consciente de sus limitaciones y de sus puntos fuertes.

La principal limitación pasa por un dibujo que no conquista a primera vista. En este aspecto poco se podía hacer por los protagonistas, pero los personajes que han ido apareciendo a lo largo de las películas han ido ganando en complejidad sin renunciar al espíritu y el estilo del resto. El mejor ejemplo lo encontramos en el diseño de Gia, la jaguar circense que conocen nuestros amigos y a la que pone voz en EEUU Jessica Chastain. Las líneas que la definen son mucho más estilizadas que las de Alex y compañía pero no se deja ver como un añadido al filme, sino que funciona en perfecta armonía con el resto de caracteres.

La historia principal, por otra parte, ha sido siempre otro de los puntos débiles de la franquicia. Para esta entrega Eric Darnell (director y guionista de las tres películas) y Noah Baumbach (en su primera colaboración, aunque ya co-guionizó con Wes Anderson Fantástico Sr. Fox en 2009) no han querido complicarse la vida y se han buscado un argumento sencillo y resultón que permitiese seguir con la historia que unifica todas las entregas (la huida y el regreso al hogar) y proveyese a ésta de un espíritu único. El resultado es una primera mitad magnífica, con un ritmo endiablado y divertidísima. A partir de ahí, a la vez que nuestros protagonistas deciden descansar en su viaje, la película pierde velocidad y su nivel baja un tanto. Pero esto no desmerece a un filme que va a divertir por igual a pequeños y mayores.

Toda buena historia necesita un buen villano y Madagascar 3 lo personifica en Chantel DuBois (con la fantástica voz de Frances McDormand) una capitana de las fuerzas de control animal que es un cruce entre Ace Ventura, Terminator y Cruella De Vil montada en una scooter tuneada al estilo mod. El personaje de DuBois es fabuloso: seria, siniestra, fría… y sin embargo cada vez que sale en pantalla las carcajadas brotan por doquier. Su número musical es digno de aplauso.

Musicalmente, Madagascar 3 mantiene el estilo de sus antecesoras y adapta éxitos pop y dance para que los canten sus protagonistas (el Afro Circus – I Like to Move It ha sido todo un éxito en Estados Unidos) La novedad la encontramos en la utilización de temas clásicos como el Non, je ne regrette rien que cantase en su momento Édith Piaf o la inclusión del tema de Katy Perry Fireworks sin ningún tipo de modificación para la banda sonora del filme. El efecto en conjunto está mucho más logrado que en las otras dos películas, es decir, no hace tanto daño a los oídos como lo que vimos/oímos en 2005.

En definitiva. Madagascar 3 demuestra que, a falta de un dibujo atractivo, se puede ganar al público a través de un guión simple y efectivo. DreamWorks ha sabido hacer evolucionar a una de sus franquicias más taquilleras y nos trae una de las cintas de animación más divertidas del verano.