«Hay cosas peores que ser un ‘tercero’. La Escuela de Batalla es una de ellas«

Tras el bombazo que supuso el traslado a la gran pantalla de las aventuras de Harry Potter y los líos hormonados y amorosos de los protagonistas de Crepúsculo las productoras llevan ya un par de años buscando nuevas sagas que sustituyan a las anteriores y les permitan seguir amasando millones y millones. Percy Jackson fue un intento sonrojante (que, sin embargo estrenará en breves su segunda parte), Los Juegos del Hambre parecen haber partido con algo más de ventaja, también están ahí los Cazadores de Sombras… La próxima intentona saldrá de manos de Lionsgate y Summit Entertainment y consistirá en dar vida a la novela que publicó en 1985 Orson Scott Card y que se convertiría en una exitosa serie de ciencia ficción novelística.

Es decir, desesperados por ofrecer algo nuevo y rompedor al público con el fin de engancharlo, los ejecutivos de Hollywood no han tenido más remedio que recurrir a una historia de hace casi 30 años. Es lo que hay, vivimos en una época sin ideas y las pocas que surgen son caras. En una era tan gris como la nuestra es el pasado el que tiene que venir a innovar. Triste pero cierto.

Potter era un chaval necesitado de afecto y aceptación, los protagonistas de Crepúsculo necesitaban darse mucho amor entre especies (aunque una buena colleja a tiempo no les habría venido mal). Lo que tocaba ahora era un personaje capaz de desligarse del afecto y a la vez provocar el afloramiento del nuestro hacia él. Ése es Andrew «Ender» Wiggin y por eso su historia puede funcionar mucho mejor de lo que esperamos en el cine y así sorprendernos.

«Wiggin le rompió el brazo a Bernard. Casi le mata«

El Juego de Ender nos lleva a un centro que forma estrategas (en lugar de magos) desde que son niños con el fin de preparar a la humanidad frente a una posible segunda invasión de una raza alienígena conocida como los insectores. Un buen estratega es aquel que toma las decisiones más difíciles sin pestañear, sacrificando los peones necesarios para lograr el objetivo propuesto. Es por ello que la escuela de batalla que se nos presenta en este cómic se trata de un centro frío en el que los sentimientos de camaradería o compañerismo son extirpados de forma dolorosa e implacable. Son, sin embargo, los destellos de afecto en medio de su carácter calculador los que hacen de Ender un personaje interesante y carismático. El lector se dedica a pasar las páginas en busca de una fugaz mirada o un gesto contenido que destapen la humanidad del protagonista.

Aquí es donde el buen trabajo de Christopher Yost (guionista de la serie de animación de Los Vengadores y uno de los co-guionistas de Thor: The Dark World) y del artista Pasqual Ferry (Héroes de Alquiler, Adam Strange) se hace patente a la hora de trasladar las palabras de la novela de Orson Scott Card al colorido mundo de la viñeta. Leves sonrisas y gestos imperceptibles son plasmados en las páginas de este primer tomo para que no olvidemos que, pese a todo, Ender es un niño con las necesidades y las aspiraciones de cualquiera de los de su edad.

«Hasta jugando soy un asesino«

Escuela de Batalla se verá continuado en octubre por Escuela de Mando, un título que puede adelantar ligeramente a la versión cinematográfica de la historia que, según palabras del propio Scott Card, se basará Escuela de Batalla y en Sombra de Ender, un volumen que aún no se sabe cuándo llegará a España. He de decir esto porque el acercamiento que ha de hacerse a este tomo es el de serie abierta. Escuela de Batalla acaba con un final tan abierto como esos del mago de la cicatriz en forma de rayo que te dejaban con el curso terminado y muchas preguntas sin responder. Más aún, el único aspecto negativo de este cómic es el hecho de que da la impresión de que no está pasando absolutamente nada durante las 128 páginas a lo largo de las cuales se desarrolla. Da esa impresión porque se supone que lo mejor está por venir. Veremos en octubre.

Se puede discutir el hecho de que Panini haya decidido tirar por la serie principal (que, ojo, data de 2008) y no abordar la serie hermana de Ender’s Shadow (de 2009), pero quizás ello vaya en favor de que la película siga sorprendiendo a todo aquel que se acerque a verla a partir del 1 de noviembre en nuestro país. Por lo demás, la editorial acompaña al tomo de una breve colección de bocetos y variantes de la cubierta que apenas contribuyen a aumentar el grosor de esta entrega que, si bien es importante para entrar en contacto con lo que veremos pronto en cines, cojea mucho sin su continuación a mano.