Como viene siendo costumbre, Dinsey acompaña el visionado en cines de su última producción, ¡Rompe Ralph!, con un pequeño cortometraje animado.

En esta ocasión nos encontramos con Paperman, ópera prima de John Karhs que utiliza un estilo minimalista y el blanco y negro para narrar la historia (ambientada en el Nueva York de los años 50) de un solitario joven cuyo destino cambia al conocer por casualidad a la mujer de su vida en su rutinario paseo hacia el trabajo. Nuestro protagonista pierde la esperanza de volver a verla, pero la vida le da una segunda oportunidad para llamar su atención con unas pocas armas: su corazón, su imaginación y una pila de papeles, pero sus esfuerzos no serán suficientes para lo que el destino le tiene preparado.

Lo que hace interesante a Paperman es la tecnología utilizada en su creación. Por primera vez Disney ha combinado el dibujo tradicional con el modelado en 3D para desarrollar los mismos personajes. Hasta ahora, en sus proyectos de animación tradicional había empleado el CG (gráficos por ordenador) para los objetos inanimados, vehículos y la arquitectura. En el proyecto de John Karhs, sin embargo, los personajes han sido modelados por ordenador y han sido renderizados en alto contraste para crear el modelado y las sombras. Estos se fusionan luego con los trazos dibujados a mano por los artistas (simples bocetos, no dibujos completos) a través de un programa llamado Meander. ¿El resultado? La animación adquiere una estética «clásica» pero con la sensación de solidez y volumen de los films hechos por ordenador.

¿Y cuánto han tardado en hacer el corto? Pues 14 meses. No tanto por las dificultades de la producción sino por la disponibilidad de los animadores, que iban trabajando en Paperman cuando las grandes producciones les dejaban un hueco, por lo que nunca fueron más de 10 personas trabajando al tiempo en él.