John Arcudi y Jonathan Case nos traen una historia corta de corte detectivesco que conquista desde el principio.

«¡Tú eres el malo de la historia!«

Hay algo en Grima que nos hace pensar en aquella famosa canción de Celtas Cortos. La novela negra en viñetas de John Arcudi (AIDP, La Máscara) y Jonathan Case (El Asesino de Green River) nos presentan a través de Planeta DeAgostini utiliza el misterio y el crimen para plantear una fría y triste reflexión acerca del drama que supone hacerse mayor, envejecer y dejar atrás los soleados días de nuestra juventud.

Oxel fue un tipo apuesto y Steph su preciosa novia de la universidad. Pero eso ocurrió hace ya muchos años y la historia comienza con unas Navidades en la dura vida de detective privado que lleva nuestro protagonista, al que el paso de los años ha castigado con la acromegalia (enfermedad crónica parecida al gigantismo que lleva asociada la deformación de las facciones). Steph, por su parte, se casó, se divorció y se pone en contacto con Oxel en estas fechas tan señaladas para que éste investigue el caso del suicidio que se llevó de su lado a su único hijo.

El caso nos lleva a través de unos paisajes boscosos, helados y silenciosos, y de unas grises y sucias calles de ciudad al fondo del alma de su protagonista. Lo que vemos ahí no es agradable, pero nadie esperaría otra cosa de un alma torturada para la que cualquier tiempo pasado fue mejor. Sus sueños, sus errores y su continuo juego del gato y el ratón con Steph no dejan de ser angustiosos intentos por evadirse de la realidad de su triste vida y refugiarse en la idealización del pretérito, perfecto y simple.

«Tienes que desarrollar un instinto para estas cosas«

Contenida dentro de la colección Babel (que ya nos ha traído en el pasado auténticas maravillas como Regreso al Mar o El Silencio de Nuestros Amigos), Grima saca lo mejor de la capacidad de Arcudi para contar historias grandes y pequeñas (basta con ver su currículo para sentir mareos) y del arte de Case para plasmarlas en un formato de pequeña joya de bolsillo encuadernada en tapa dura (con ese mimo que sólo sabe volcar Planeta en sus ediciones) y aderezada con una serie de bocetos para contentarnos a los más exigentes y con las portadas originales y alternativas de amigos de esta pareja tales como el mismísimo Frank Miller o el estupendo Mike Mignola.

Grima es un relato triste y serio que, sin embargo, no llega a producirnos rechazo en ninguna ocasión. El personaje de Oxel, con su cuerpo desangelado y su asombrosamente expresiva cara, provoca en el lector una inmediata simpatía que le obliga a querer seguir viviendo más casos de misterio urbano y de quejumbrosa normalidad desde los ojos de este investigador con claros bloqueos emocionales.

Si hay que buscarle un pero a este cómic lo tendremos que encontrar en su exagerado precio (unos 17 euros), que lo convierte en un raro objeto de coleccionista más que en una pieza de arte imprescindible en la biblioteca de cualquier aficionado al cómic con ganas de introducir un toque de calidad.