Jack el Caza Gigantes

Jack el caza gigantes: Habichuelas difusas

Los cuentos tradicionales siempre han supuesto para el cine un caldo de cultivo excepcional. Son muchos los ejemplos de buenas películas basadas en creaciones con siglos de existencia y ahora que la tecnología permite renovar esas historias y adaptarlas a los nuevos tiempos los productos surgen de debajo de las piedras.

 

La archiconocida fábula del pobre niño que vive con su madre en el bosque sin posesiones y con mucho hambre que satisfacer y, en un intento por salir de esa situación, se hace con unas judías mágicas ha sido llevada a la gran pantalla en múltiples ocasiones. Desde Abbott y Costello hasta Disney en más de una vez. Si una renovación más de la narración de autor desconocido era necesaria o no, es discutible. No hace tanto que se utilizó como argumento en El gato con botas (Chris Miller, 2011), pero vistiéndolo con otro disfraz sin llegar a contar la historia tal cual.

 

Ahora Warner se lanza al propósito de entregar una nueva versión de la misma. El elegido para dirigir la función es el otrora autor Bryan Singer. Todo lo que se le pudiera achacar a este talentoso cineasta debió hacerse años atrás cuando tiró por la borda la reputación ganada con un majestuoso debut cinematográfico que le abrió al mismo tiempo las puertas del underground y el mainstream. Su decisión a estas alturas está más que clara y, aunque ha entregado películas decentes bajo el manto del mercado, no se debe esperar de él que deje aflorar su personalidad en pos de una obra intimista. ¿Talento malgastado? Quizá, pero cuando el dinero llama a la puerta, todos temblamos, tengamos un don o no. Lo que queda por ver es si su nombre sigue teniendo algún tirón entre el público más cinéfilo.

 

Nicholas Hoult en Jack el Caza Gigantes

 

Alejados de la discutible decisión del director, Jack el cazagigantes es una película de aventuras, entretenida y disfrutable pero confusa al mismo tiempo. Su argumento no enloquece ni lleva al espectador a un intrincado juego de espejos donde nada es lo que parece buscando el más difícil todavía, pero en el intento por remozar el relato se pierde el rumbo y la elección de un tono firme con el que navegar por el metraje se vuelve una odisea. Si el filme se dirige a los niños, el endurecer la acción y usar la tecnología tridimensional de una forma eficaz (esta vez sí) no es el camino a seguir, pues lo más fácil es que la mayoría acaben con pesadillas. Si el envilecimiento está destinado a un público más cercano a la adolescencia, entonces se queda corto, porque Jack no llega en realidad a merecer el apelativo de cazagigantes en ningún momento, pero de hacerlo es cuando la película ya ha sentado las bases. Y si pretende dirigirse a toda la familia… bueno, La princesa prometida (Rob Reiner, 1987) no se hace solo con muchos millones y usando todo lo que está a mano a la vez.

 

El otro problema que presenta esta adaptación es el decaimiento en el que ha caído el término aventuras. Sin ánimo de resultar nostálgico, lo que un productor comprende ahora por una película de aventuras dista mucho del entretenimiento que ofrecían títulos como la saga de Indiana Jones, las diferentes versiones de Robin Hood o la citada princesa, por mencionar algunos ejemplos. Alguna sorprende de cuando en cuando, sobre todo si Spielberg está por medio, pero en gran parte casi todo estos productos llevan lo que indica el manual de instrucciones y la originalidad y las sorpresas son nimias. El punto a favor podemos encontrarlo en el hecho de que, aún siendo esperables, los momentos de pura diversión están muy bien repartidos entre los 114 minutos que dura la cinta.

 

Jack el Caza Gigantes

 

El plantel actoral tiene un diseño compensado que aligera el sopor al que suele inducir el protagonista en este tipo de entregas. El cada vez más presente Nicholas Hoult ha demostrado talento interpretativo con sus primeros trabajos tanto para la comedia como para la incorrección adolescente y es ahora cuando prueba suerte como fenómeno mediático y héroe infantil, sin llegar a desquitarse del todo de esa mueca incómoda que le aleja de la empatía del espectador. No tiene la planta con la que otros han sido bendecidos pero tiene mucho recorrido por delante y con la elección de proyectos adecuada tendrá un hueco. El único rol femenino lo aporta Eleanor Tomlinson en lo que representa más una necesidad del guión que una verdadera atracción por darle importancia a las féminas en la acción. Y rodeando a estas dos jóvenes promesas un buen grupo de consagrados intérpretes que se hacen a un lado con maestría sabedores de la importancia del espectáculo, desde Ewan McGregor hasta Stanley Tucci.

 

Un más que digno entretenimiento abocado al fracaso en taquilla dado su tremebundo presupuesto y su falta de decisión mercantil.

 

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