Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso

Cazadores de sombras. Ciudad de Hueso: Espíritu reivindicativo

Lily Collins, Jamie Campbell Bower y Robert Sheehan son el trío protagonista (que no amoroso) del enésimo intento de repetir la fórmula del éxito exprimida por Crepúsculo y Harry Potter. La industria está ávida de nuevas fantasías para adolescentes en donde los seres sobrenaturales campen a sus anchas por nuestro mundo, la magia se estudie en majestuosas instituciones y el protagonista esté destinado a grandes gestas y a dejarse llevar por un amor más puro de los que haya habido nunca.

 

De primeras, la adaptación de la novela de Cassandra Clare, Cazadores de sombras: Ciudad de Hueso (a la que siguen Ciudad de Ceniza, de Cristal, de los Ángeles Caídos y así hasta completar los seis volúmenes de la serie original y un spin off a modo de precuela de tres entregas) parece un completo pastiche de las sagas que la han precedido en el tiempo. Brujos, vampiros, hombres lobo, demonios y una suerte de descendientes de los templarios con sangre de ángeles viven entre nosotros librando una guerra eterna. En medio de todo, una joven debe luchar por salvar a su familia y encontrar su camino. Grosso modo, esto es lo que nos ofrece el director Harald Zwart, un film pensado para que los adolescentes y jóvenes adultos se enamoren de los personajes y forren sus carpetas con sus caras.

 

Jamie Campbell Bower y Lily Collins en Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos

 

Pero al igual que Clary (Lily Collins), la película esconde mucho más de lo que aparenta, porque aquí la protagonista no se mueve por amor, sino que este queda relegado a un segundo plano. Existe, claro, pero el objetivo primordial de Clary es descubrir quién es y proteger a su familia. Si el amor llega, es bien recibido, pero no provoca un vuelco en su lista de prioridades. Así que quien espere el manido triángulo amoroso chico–chica–chico que busque en otras sagas o espere a futuras secuelas (que nunca se sabe), pero de momento el romanticismo sobra en Ciudad de Hueso. Y sobra hasta el punto de que cuando llega la inevitable escena con besos pasionales y de amor verdadero, más que alegrarnos por los sufridos protagonistas que al fin han encontrado un momento de tranquilidad para expresar sus sentimientos, lo que deseamos es que se besen rápido y pasen a otra cosa. Una escena edulcorada en exceso con piedras que brillan, lluvia artificial y pájaros mirones. Demasiado. Una sensación de rechazo debido a lo gratuito e intenso de la escena.

 

Cazadores de sombras: Ciudad de Hueso tiene un marcado tono aventurero, con Robert Sheehan (Simon) haciendo las veces de chica en apuros y Lily Collins siguiendo la senda del héroe acompañada por un Jamie Campbell Bower (Jace) a medio camino entre protector, mentor y compañero. Más allá de esta indefinición del personaje de Jace, uno de los puntos fuertes de la película es la revolución de roles que presenta. Ya sea desde un punto de vista narrativo (con los ejemplos de Lily y Robert), o desde el enfoque de las relaciones personales gracias a una absoluta normalización de la homosexualidad, no tanto por presentar a personajes homosexuales sino por la poca importancia que se le da. ¿Lo eres?, pues ya está, no le demos más vueltas y vayamos a lo que realmente nos interesa.

 

Lily Collins en Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos

 

Exagerado, ¿puede? pero no sería descabellado hablar de Ciudad de Hueso como una película reivindicativa. Bajo su apariencia de blockbuster juvenil se esconde un alegato a favor de la normalización de la libertad sexual y un discurso en defensa de un rol más activo de los protagonistas femeninos, liberados del yugo del romanticismo. Y mientras que el amor no es el centro de la historia, al contrario de otros títulos afines, los elementos más cercanos al terror cobran una importante relevancia, así como los guiños cómicos (algunos, todo hay que decirlo, bastante bochornosos), buscando asemejarse (salvando las distancias) al espíritu de producciones como Buffy Cazavampiros.

 

Sin ofrecer nada nuevo Cazadores de sombras: Ciudad de Huesos es un excelente divertimento, con un ritmo endiablado (nadie diría que supera las dos horas de metraje), que se sitúa por encima de muchos de los títulos que la han precedido y ofrece más lecturas de las que aparenta; además de construir una trama que se abre y se cierra en la misma película, evitando posibles disgutos entre los fans si no contase con alguna continuación (Eragon es un claro ejemplo). Para estas futuras secuelas se agradecería, eso sí, un mínimo de esfuerzo por parte de sus guionistas (sea Jessica Postigo u otros) y un mejor trabajo de dirección de actores para evitar los excesos de los intérpretes (con Jonathan Rhys Meyers a la cabeza), que tienden a sobreactuar en los momentos de mayor tensión.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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