Recuerdo cuando vi la primera película de American Pie, era el principio de una época «mágica» de películas de adolescentes, y no porque no hubiese antes de 1999, sino porque nos proponía a un grupo de chavales y chavalas a los que les acabaríamos cogiendo cariño y se convertirían en parte de nuestro imaginario. Y es que las películas de desventuras en el instituto y universidad, de amores, hazañas sexuales, orgías alcohólicas… siempre atraen a un público que echa de menos sus propios años pasados y se sienten reflejados, al menos en parte, por los personajes que aparecen.
Con eso juegan todas las películas de grupos de adolescentes donde las hormonas tienen mas presencia de la controlable. Todos hemos vivido aquellos maravillosos años donde solo importaba sacarse las asignaturas, pasarlo bien con los amigos y buscar nuevas «pibis» o «pibes». La mente humana añora el pasado, donde hemos borrado los malos momentos o momentos neutros y un olor fresco de nostalgia es lo que queda. Y ahí está el cine para hacernos pasar unas dos horas divertidas, jugando con nosotros, como sólo el cine puede hacerlo.
American Pie: El Reencuentro, es la cuarta película del grupo de Jim, Kevin, Stifler, Finch y Oz. Un grupo que ya se ha acomodado en nuestras vidas, en un clásico de las comedias teenagers. Lo bueno de la saga es que sabe tratar las personalidades de cada personaje y llevarlas através del paso de los años, sin perder la chispa que tenían en el insti. A cualquiera que le guste American Pie lo hará por todo lo dicho anteriormente, por que el grupo se ha convertido en un mito en el género.
Esta cuarta entrega sigue la «línea del universo» de cada miembro del grupo, y prosigue con la calidad que atesora a las películas: ni mucha ni poca, simplemente son lo que son, entretenimiento para todos los públicos que hayan pasado por el instituto, vacaciones con amigos, universidad…
Es verdad que muchas de las bromas que veremos en pantalla serán una versión de otras ya vistas, o bromas algo tirantes, no sutiles, pero es que a estos americanos se les va de las manos muchas veces. Lo bueno es que podemos ver como le ha ido a todos y cada uno de ellos. Stifler el rey de la fiesta, grosero y salido; Finch el místico y vergonzoso; Kevin, enamorado desde niño de la misma chica; Oz, el cachas, guaperas y de buen corazón; y Jim el que menos suerte tiene, y objeto de las bromas. Todo ello sigue en el Reencuentro. Unos con una carrera profesional decente, otros con niños y casados, otros aparentan ser aventureros y sin ataduras, pero todos ellos deben enfrentarse a la realidad que es dejar atrás el pasado y enfrentarse al presente y al futuro, asumiendo que nada volverá a ser como antes. Una difícil tarea, que al hombre le cuesta en demasía, quizás por nuestra capacidad de no olvidar y nuestro temor a lo desconocido. Pero siempre nos quedaran los recuerdos y la posibilidad de repetir o intentar repetirlos, por ejemplo en alguna reunión con algún viejo conocido.
En definitiva, nos encontramos ante una película que gustará a los fans de la saga, a la altura de las dos primeras. En cambio si no eres seguidor, una de dos: disfrutarás si te gustan las bastas bromas americanas de instituto; o la aborrecerás porque tu sentido del humor no está en consonancia.
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