Hacía meses que no encontrábamos en cartelera una película familiar de tipo ecologista como la que en este caso nos trae el director de ¿Qué les pasa a los hombres? Ken Kwapis. Evidentemente se trata de una película comercial donde las haya y para toda la familia cuya única pretensión es conmover al espectador y tratar de concienciarlo, no sobre la importancia de salvar a las ballenas, sino del esfuerzo que en ello emplea Estados Unidos.
Que el cine americano es una herramienta política y de propaganda no es ninguna novedad, en la película podemos verlo claramente, pero disfrazado de estrategias políticas y de relaciones públicas. Por diversas circunstancias un conjunto de gente poderosa, desde un magnate del petróleo hasta el propio presidente de los EEUU Ronald Reagan, deciden unir fuerzas para salvar unas ballenas atrapadas en el hielo con el único fin de mejorar su imagen pública. Aunque evidentemente la historia no se centra en ello, queda latente el intento de pseudo crítica al sistema con este hecho, aunque lo palpable sea el heroísmo exagerado de la gran potencia de la que viene el filme; las ballenas no son más que el medio para poder relatar esto.
La película está inspirada, que no basada, en un hecho real que conmovió al mundo (Estados Unidos) en 1988 cuando tres ballenas grises quedaron atrapadas en el hielo de Alaska. El director intentó recrear fielmente la historia rodando la mayoría de las secuencias en el lugar originario del acontecimiento, así como entrevistando a los protagonistas originales. Otro dato curioso es que los actores nativos del lugar son realmente ciudadanos locales, con el objetivo, según las palabras del propio Ken Kwapis de: «presentar al pueblo iñupiat y a su cultura con la mayor honradez posible«, aunque al fin y al cabo, no importa de donde hayan salido los actores pues lo que hacen es representar un guión que les ha sido otorgado sin ningún tipo de consulta.
Como reclamo de la cinta tenemos a los protagonistas, una Drew Barrymore (¿Qué les pasa a los hombres?, Los Ángeles de Charlie) curtida en el mundo del cine que cada vez produce más y actúa menos, y John Krasinski, conocido por ser coprotagonista de la serie The Office. Dos actores con trayecto que aportan, en este caso, unas interpretaciones correctas con toque cómico de personajes nada complicados.
Los efectos especiales con los que cuenta la película no son lo que se podría categorizar como destacables, pero funcionan a la perfección. Es cierto que no se trata de ballenas reales pero están muy conseguidas y en ningún momento ponemos en duda el realismo de estas. Los mamíferos se crearon con un sistema de robótica que las hace parecer auténticas con características reconocibles en cada una de ellas para que el espectador llegue a diferenciarlas. Pero por muy reales que parezcan las ballenas, el frío con el que filmaban en primavera en Alaska a 2’5ºC, no llega a hacer creíble al espectador que se encuentren a -40ºC como se supone que hace en el desarrollo de la acción. Se hace evidente, con poca atención que prestemos, que ninguno de los actores pasó frío, y que en maquillaje tampoco cayeron en la cuenta de caracterizar a los personajes de acuerdo con la situación que se supone que los personajes debían vivir. ¿Malas actuaciones o mala ambientación?
Realmente como película familiar de entretenimiento cumple su función, pero películas como esa hay muchas. Nada nuevo que no llegará a más que a película de entretenimiento para que los más pequeños se sienten en el sofá después de comer viendo la tele los fines de semana.
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