Norma Editorial recupera para su catálogo las aventuras de Fafhrd y el Ratonero Gris en una edición integral que recopila no solo la miniserie guionizada por Howard Chaykin y Mike Mignola a principios de los años 90, sino también las adaptaciones de los años 70 firmadas por el propio Chaykin, además de Dennis O`Neil, Walter Simonson y Jim Starlin.

«Ese cubo no, idiota… ¡¡eso es alcohol puro!!«

Lejos del foco de Robert E. Howard y Edgar Rice Burroughs, creadores de Conan y Tarzán respectivamente, Fritz Leiber y sus Fafhrd y el Ratonero Gris son igual de importantes para comprender el origen y la evolución de la narrativa de espada y brujería de la primera mitad del s.XX. Así, parte del encanto del cómic publicado por Norma radica en dar a conocer y reivindicar su figura a un tipo de audiencia ajena a la literatura fantástica clásica.

Fafhrd y el Ratonero Gris son, como marcan los arquetipos del género, dos pícaros buscavidas, ladrones o mercenarios según dicte la situación, pero nobles y leales a los suyos. El punto diferencial respecto a otros personajes es que estos no son héroes solitarios, sino que se apoyan el uno al otro formando una pareja en la que, a pesar de sus evidentes diferencias, prima la lealtad sobre todas las cosas. Y esto es algo que refleja el cómic hasta el punto de mostrar una relación mucho más propia de las buddy movies y que favorece un acercamiento al género menos grave.

La aventura y la comedia (negra) contra la épica habitual del género. Fafhrd y el Ratonero Gris es más mundana en sus planteamientos, los personajes, dentro del ambiente de fantasía en el que viven, son mucho más cercanos a nosotros, con todas sus virtudes y defectos, contribuyendo así a una rápida asimilación de sus caracteres y que el público empatice con ellos con relativa facilidad, aspecto importantísimo dado que desde muy pronto les ataca la tragedia. Una tragedia que marca buena parte del camino de los héroes a lo largo de esta lectura, de ahí la importancia de la identificación del público.

Pero aquí lo que realmente importa es la aventura, y de esta va sobrada la obra. Asesinos, hechiceros, fantasmas, demonios, nobles… toda clase de personajes se cruzan en el camino de unos protagonistas que, como es prever, nunca dicen que no a lo que puede convertirse en un excelente relato que contar en compañía de un buen vino en la taberna de turno. En este sentido, el cómic cumple sobradamente con las expectativas.

Sin embargo, no todo es ideal y si hemos tardado tanto años en recibir una edición completa de un material hasta hace bien poco descatalogado, es por algo. Siendo una lectura entretenida, está lejos de los mejores trabajos del género y del propio Chaykin, siendo especialmente recomendable para aquellas personajes fieles seguidoras de la espada y brujería, pero para neófitas hay opciones mucho más interesantes.

El problema, al margen de que la narración nota ya el peso de los años (hablamos de una miniserie surgida en 1990 y de breves relatos del 70-73), radica en que (centrados en la obra de Chaykin) la lectura puede hacerse un tanto confusa en algunos pasajes ya sea porque las acciones se muestran atropelladas o por excesivas referencias a aventuras de las que no somos testigos. Por un lado faltan viñetas o información que contextualicen mejor las situaciones narradas; y por otro se da una información irrelevante para la situación en curso. El resultado es que podemos encontrarnos pasando varias páginas sin tener muy claro qué es lo que está sucediendo realmente.

No es algo exagerado ni hatibual, pero cuando sucede es molesto y obliga a retroceder en la lectura. Por lo demás, si sois fans del género, Fafhrd y el Ratonero Gris es una obra que engalanará vuestra librería. Se trata de uno de esos clásicos ocultos, de otro tiempo, que aportan una mirada alternativa al género.