Pero con King Kong (2005), fue puesto en duda al poco de conseguir tocar la gloria. ¿Se habían precipitado al calificarle tan gloriosamente? Puede ser. Y ahora, con The Lovely Bones debía superar otro examen.
Tras leer tantas malas críticas y ver el poco éxito que había tenido en otros países, fui al cine a ver The Lovely Bones con la duda de si no habría más magia en Peter Jackson. Pero salí pensando que Peter no se había fallado a sí mismo, y no se había convertido en un despreciable director. Señores, saquen sus propias conclusiones y no se dejen guiar por los retorcidos críticos.
Susie Salmon (Saoirse Ronan) es una alegre joven que está enamorada de un chico, «el Moro». Pero no se atreve a entablar conversación con él. Sin embargo, es él, el que por sorpresa se declara a Susie. Pero la mala suerte, la vida y sus múltiples obstáculos hace acto de presencia e impide a la chica acudir a su cita. Cuando vuelve hacia su casa desde la escuela, se encuentra con su vecino (Stanley Tucci), el cual le invita a acompañarle a una especie de refugio. La convence con sus falsas palabras y la saca del camino de la vida para siempre. A partir de aquí, la familia de Susie empieza a vivir un infierno. Y ella a descubrir lo que todos queremos saber, qué hay más allá. La película se basa en el best seller del mismo nombre de Alice Sebold; en España, Desde mi cielo.
La película, escrita entre Jackson y su mujer Philippa Boyens, como es habitual, está llevada de una forma peculiar. Desde el principio sabemos «todo». Entonces, ¿qué nos quiere contar? Sentimientos. Mucha poesía visual y musical. No es verdad que la película esté llena de efectos visuales. Sí, los tiene, y bellísimos (la escena de las botellas con los barcos dentro rompiéndose en la playa). ¡Cuidado, usa efectos digitales! Fijémonos en Avatar, porque, esta si que se olvida de una historia en pos de la forma. Las bellezas visuales sirven para engrandecer y apoyar el mensaje de la película. Estos se usan para ilustrar el mundo de Susie, con colores muy saturados y luminosos. Fue la posibilidad de recrear este mundo por ordenador lo que le dio a Jackson el empujón para realizarla. No creo que el uso de efectos digitales sea vulgar o trivial aquí.
El actor a destacar, por sus méritos interpretativos, es Stanley Tucci, en el papel de asesino. Encarna muy bien al típico desequilibrado, capaz de cometer estos actos, que todos tenemos en nuestro imaginario. No queda mal que no se profundice totalmente en su mente y sus locuras; dejar al espectador lagunas, no creo que sea malo. Un papel muy completo y bien llevado, con el que no se llevó el Oscar en la única nominación de esta película, realizada abrigando muchas intenciones en cuanto a premios. El estreno fue retrasado más de un año pensando en esto. Luego, ni premios ni recaudación, que apenas ha superado lo gastado.
Otra de las cosas que desluce el aspecto del film (no me he leído el libro y por tanto no sé si es igual) es el final de la película. Muy inocente. Es un final que debió escribirse después de muchas horas haciendo alguna actividad bastante cansada. Podríamos destruirlo directamente del rollo de la película sin temor a errar. Cuando lo vean sabrán a qué me refiero.
No es una película perfecta. Podría emitirse en la sobremesa de la televisión. Sí, pero sería la mejor de todas sus rivales.
No creo que se merezca tanto odio como el que ha recibido. Quizás fuese porque se esperaba mucho de ella, de un director que consiguió hacer más que cine con su trilogía épica. Un director, que por cierto, le gusta hacer cameos a lo Sir Alfred Hitchcock. Estén atentos si quieren saber dónde aparece esta vez.
Así pues, a los fans de Jackson no tengo nada que decir; a los críticos tampoco. Al resto, que se encontrarán con una historia original y bella en la forma; en el contenido poco, aunque suficiente para no aburrirse y no malgastar el dinero.
Lo mejor: el ambiente espiritual creado a través del mundo de Susie.
Lo peor: ese final tan extraño y simple.
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