Ira de Titanes - Wrath of the Titans

Ira de Titanes: El Transformers griego

A la hora de ir al cine uno tiene que tener claro qué es lo que quiere ver y qué debe esperar de cada película en cartelera. Del mismo modo que si yo quisiera ir a ver una peli de terror no me plantearía títulos como Lorax o Todos los Días de mi vida; si lo que buscase fuera un gran guión, respeto histórico y buenas actuaciones no me plantearía ni por un momento Ira de Titanes.

 

El público de esta película es casi el mismo que encumbró a Transformers: El Lado Oscuro de la Luna como una de las cintas más taquilleras de 2011. Este filme le da buen uso a todos los recursos pirotécnicos y digitales que el proyecto de Michael Bay puso de moda en su afán por ser deslumbrante y espectacular para el espectador. No es de extrañar que, compartiendo esta manera de hacer cine, Jonathan Liebesman y Michael Bay vayan a coincidir tras las cámaras en Ninja Turtles (Las Tortugas Ninja), como direcyor y productor respectivamente.

 

Ira de Titanes - Wrath of the Titans

 

Dos caminos:

 

Furia de Titanes logró alcanzar los casi 500 millones de recaudación mundial gracias a la taquilla extranjera pero hizo unos números muy flojos en su país de origen, así que con la secuela había que reconquistar el corazón de los estadounidenses y ¿qué mejor director para ese trabajo que el responsable de Invasión a la Tierra? Liebesman hizo que el proyecto de invasión extraterrestre en la ciudad de Los Angeles triplicara en ingresos lo presupuestado a base de misiles, bombas y rayos destructores así que para los productores la decisión fue fácil: hacer de nuevo la misma película, pero dirigida por alguien más rentable que Louis Leterrier (El Increíble Hulk, Transporter).

 

El caso es que esta era la opción fácil y cobarde, mejorar la técnica en lugar del relato. La cinta vuelve a contar con tres guionistas y no sólo eso, además no repite ni uno sólo de los de la primera entrega. Dan Mazeau es un novato en auge (involucrado en los proyectos de The Flash y Johnny Quest y guionista de la futura adaptación del manga Bleach), pero sin ninguna película estrenada, David Johnson es el responsable de la adaptación del año pasado de Caperucita Roja y Greg Berlanti es uno de los lumbreras que el año pasado nos trajeron Green Lantern. En este caso la suma de cabezas no resulta en un mejor guión. Se podría haber tirado por otro tipo de aventura o por cambiar al personaje protagonista y explorar cualquier otro de los montones de héroes de la Grecia Clásica… pero era demasiado pedir.

 

Sam Worthington en Ira de Titanes

 

Con un guión tan plagado de carencias el reparto poco puede hacer. Sam Worthington y compañía se limitan a repetir sus papeles de la anterior entrega mientras que Rosamund Pike deja clarísimo cómo acabará la película desde el minuto uno (para luego resolver la situación de la manera más absurda posible). Toby Kebbell, de quien yo guardo buen recuerdo desde Rockanrolla, viene a ser el personaje cómico de la historia. Pero sin chistes un personaje no puede ser cómico, por difícil que esto les resulte de comprender a los escritores.

 

Regalo visual:

 

Ahora, lo cortés no quita lo valiente e Ira de Titanes puede tener un guión flojísimo, pero eso ya lo sabíamos desde la primera entrega y no nos sorprende. Donde sí que despunta la película es en el apartado gráfico. El bestiario que maneja, con quimeras, cíclopes y divinidades para todos los gustos, es un derroche de animación digital muy vistoso y el paisaje de Tenerife, donde se han rodado las dos películas, se aprovecha al máximo.

 

El 3D que maneja la película de Liebesman es de los mejores que he visto últimamente en una producción de imagen real. Nada que ver con el 3D cichambroso de Immortals (la última producción de este palo), demostrando que se pueden utilizar las mismas técnicas para procurar un 3D de post-producción y obtener resultados muy distintos. Esta es una cinta diseñada para ganarnos por los ojos y en ese aspecto hace todos los méritos posibles para sobresalir.

 

La banda sonora la pone el turolense Javier Navarrete, responsable de la música de El Laberinto del Fauno. Aunque por lo general tira de manual, el compositor nos deja un par de temas interesantes que merecen una segunda escucha y la melodía que usa se queda rápidamente en la memoria y eso es de agradecer porque le confiere al filme una personalidad propia.

 

En resumen:

 

Película para desconectar el cerebro y disfrutar palomitas en mano. Una demostración más de que el peor cine se puede convertir en la mejor atracción de feria.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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