La Sombra de la Traición - The Double

La sombra de la traición: Los rusos han vuelto

Cuando el trailer de una película te desvela su mayor secreto una vocecilla en tu interior te alerta sobre ella. Cuando a los 30 minutos de filme el dichoso secreto sale a la luz y aún queda una hora de tostón por delante la vocecilla te manda amablemente a freír espárragos. Esto, ni más ni menos, es lo que pasa con La Sombra de la Traición (Michael Brandt, 2011), el enésimo tropiezo de Richard Gere en los últimos años.

 

Richard Gere y Topher Grace en La Sombra de la Traición

 

De manual:

 

La cosa no acaba con el «secreto de los 30 minutos». En La Sombra de la Traición hay un giro de guión cada media hora exacta, de manual. Y cada cual es más previsible que el anterior. Ya puestos podrían haber dejado los tres en el famoso trailer y habernos ahorrado la tortura de ver una cinta que hace aguas en lo más básico: su guión. Lo mismo debieron pensar los distribuidores estadounidenses cuando la estrenaron de forma muy limitada (la película ha hecho unos escasísimos 140.000 dólares de taquilla en Norteamérica) y la lanzaron rápidamente al mercado DVD.

 

Da la impresión de que Brandt quería sorprendernos presentando el producto de siempre contado desde un punto de vista nuevo y la idea no es mala, pero el hecho de que el director se arrepienta de ella a mitad de la película para volver a los esquemas de siempre deja al público con una hora entera de puro desinterés e insulsez.

 

Lo aleatorio de Richard Gere:

 

Me parece alucinante que un actor que lleva casi 40 años en la industria del cine tenga tan poco criterio como el que Gere demuestra. Cuando rodó Chicago venía de estrenar la sosa Infiel y tras ella nos «regaló» las inocuas Shall We Dance? y La Huella del Silencio. En 2009 estrenó la tierna Hachiko, pero también se dejó ver en Los Amos de Brooklyn (que llegó el año pasado a nuestros cines en un último intento de recoger beneficios) y en la poco afortunada Amelia. Ahora aparece en esta cinta y el único dato positivo que puede recoger el espectador es que, si se repite el esquema de dos pelis malas por cada buena, quizá Arbitrage (recientemente estrenada en Sundance) sea una de sus buenas elecciones.

 

Richard Gere y Martin Sheen en La Sombra de la Traición

 

Lo peor de todo es que Gere da la impresión de saber en la mala película que se ha metido y ni tan siquiera intenta maquillarla con una buena actuación. Su acto final en esta obra provoca más carcajadas que aplausos. Lamentable.

 

En cuanto a Martin Sheen (Infiltrados, Apocalypse Now) y Topher Grace (Spider-Man 3, Historias de San Valentín)… hacen lo que pueden, que no es mucho en una película en la que todo el mundo parece haber venido a lucir peinado y volverse a casa. Ni John Debney (Iron Man 2, Como Dios) y sus ritmos tan cercanos al Angel de Massive Attack consiguen que el público se enganche a La Sombra de la Traición.

 

En resumen:

 

Insalvable, infumable y predecible película que nos enseña que a veces las apariencias no engañan y que el trailer promete lo que la cinta ofrece: Hora y media de genuino aburrimiento.

Acerca de RJ Prous

Avatar de RJ Prous

En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

Deja un comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados