Step Up Revolution

Step Up Revolution: Dancing for a change

Una de las cosas que tiene el cine comercial es que nos provee de productos especialmente diseñados para nicho del mercado. ¿Te gustan los superhéroes? Ahí tienes un Los Vengadores recién salido del horno. ¿Los coches tuneados? Fast and Furious nunca había gozado de tal salud. ¿Y si vives enamorado de la danza desde que viste America’s Best Dance Crew? Pues nada, una ración de Step Up bien fresquito y todos contentos.

 

Porque eso es la segunda película de Scott Speer (The LXD: The Legion of Extraordinary Dancers): un producto tan específico que muy poca gente, aparte de los fans incondicionales del street dance y las performances, podrá disfrutar. Pero un proyecto tan cuidado para estos últimos que hará sus delicias en el cine, tanto en dos como en las tres dimensiones.

 

Step Up Revolution

 

 

No sé si Speer será el mejor en lo que hace (parafraseando a cierto héroe con huesos adamantinos), pero sin duda es muy bueno a la hora de crear coreografías, aunando música, baile, luces y fotografía para crear un todo espectacular que da gusto ver en la gran pantalla. A esto hemos de sumarle que por primera vez no estamos hablando en un Step Up de un concurso de baile (aunque se le haga referencia), sino de un tema con algo más de contenido como puede ser la protesta social a través de las performances callejeras. El producto final es mucho más agradable de ver de lo que cualquier profano de estos filmes podría esperar y que, sin embargo, no renuncia a ninguna de sus señas de identidad.

 

Cierto es, sin embargo, que el argumento hace aguas desde el primer segundo de la película y que merece mucho la pena ver sólo las escenas de baile sin hacer mucho caso de las evoluciones de unos protagonistas (auténticos novatos) que están ahí para demostrarnos lo bien que se baila cuando tus pechos apuntan a la luna y en tus abdominales se podría rallar queso. Pero seamos sinceros: nadie pretende ir a estas películas en busca de Meryl Streep o George Clooney haciendo los papeles de sus vidas ni a la caza de una historia como la que nos contó aquella vez Darren Aronofsky con ayuda de Natalie Portman.

 

 

Ryan Guzman y Kathryn McCormick en Step Up Revolution

 

 

Acompañando a estas fantabulosas coreografías nos llega una banda sonora cuya música original compone Aaron Zigman (un habitual de la saga), pero cuyo punto fuerte es, cómo no, el grupo de temas que bien podría acabar en una clase de aeróbic y que firman artistas desde el omnipresente Pitbull y el mediático Justin Bieber hasta los bailongos Far East Movement y Jennifer Lopez, pasando por una de las raperas de moda: M.I.A. En conjunto suena endiabladamente bien y logra que uno se tire la mitad de la película siguiendo el ritmo de su banda sonora con el pie mientras trata de imaginarse haciendo las virguerías que los especialistas nos muestran en pantalla.

 

Step Up Revolution estira el género del baile y trata de lavarse la cara para llamar a más gente a las salas. Sin embargo no deja de ser un filme cuyo target es tan específico que resultará muy difícil que alguien más se decida a darla la más mínima oportunidad.

 

 

 

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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