21 Semana de Cine Experimental de Madrid

Experimentando el Cine Experimental

La semana del 18 al 25 de Noviembre ha acogido en Madrid la 21 edición del Festival de Cine Experimental, 88 largometrajes (42 de ellos en la sección oficial y el resto repartidos en distintas temáticas) y más de 100 cortometrajes del cine más transgresor y menos comercial que existe. En la página oficial del evento podéis ver qué salas de cine han acogido el evento y qué películas se proyectan en cada una. Además, el martes día 22 de Noviembre se impartió una Master Class de Dirección Audiovisual y Documentales en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense a cargo de Sandra J. Ruch (productora del mundo documental) y las directoras Kim A. Snyder (I Remember Me, Crossing Midnight) y Doan Hoàng (Oh, Saigon)

 

21 Semana de Cine Experimental de Madrid

La redacción de La Noche Americana me envió en un acto de inocente interés a cubrir la inauguración de tan magno acontecimiento en los Cines Callao de la capital de España y que consistía en un breve concierto de música taiwanesa seguida de la proyección de Visage, el último largometraje de Tsai Ming-Liang, director de la famosa y controvertida El Sabor de la Sandía. Esto fue lo que ocurrió:

 

No nos engañemos, esto no era la Gala de los Goya ni el Festival de Valladolid, pero tenernos a todos los invitados esperando hasta las 21:45 en la calle porque el cine seguía con su funcionamiento habitual no fue el mejor comienzo. Por suerte un servidor se había llevado paraguas y este mes de Noviembre no está siendo especialmente frío. Por suerte.

 

Sin ánimo de exagerar, el concierto (seis piezas en 45 minutos) fue una auténtica maravilla para los oídos y un gran acierto por parte la organización, ya que actuó de barrera entre el mundo real al otro lado de las puertas del cine y el mundo del celuloide que venía a continuación y al que introducía muy acertadamente (un total de 15 películas de Taiwán se exhiben en este Festival)

 

 

 

 

Al concierto le siguieron unos breves discursos de la presentadora del evento (la periodista Beatriz Pécker) y del director taiwanés Hou Hsiao-Hsien (Millenium Mambo, Tiempos de Amor, Juventud y Libertad), que, por medio de su intérprete, nos comunicó la intención de llevar el cine español al Festival de Cine de Taipei de este año por medio de lo que se llamará la Semana del Cine Español.

 

Pero cuando las luces de la sala se apagaron y comenzó la proyección de la película se esfumó cualquier resto de magia que quedara en el ambiente. ¿Por qué? Enumeremos:

 

  1. La proyección de la cinta se basaba en un archivo digital almacenado en un ordenador portátil, lo cual me hace plantearme: Habiendo cines mucho mejor preparados para la proyección de contenidos en soporte digital ¿se eligió este única y exclusivamente por lo bonito que quedaba fardar de Cines Callao?
  2. Veinte, habéis leído bien, veinte minutazos sin audio: Alguien jugó con los cables y no lo solucionó hasta bien avanzado el filme… ¿Habríamos entendido mejor la película con esos minutos de más? Nunca lo sabremos.
  3. En el silencio de la película artificialmente muda pudimos oír no sólo las risas y gritos que había fuera de la sala, sino también otros ruidos provenientes de la calle. Cada vez que pasaba un camión o un autobús la audiencia rellenaba el vacío auditivo que la película nos proporcionaba con el sonido de cláxones y motores rugiendo al acelerar. Quizás yo no sea el mayor experto en cine del mundo, pero me parece que eso no es normal.
  4. Cuando el filme se hallaba a la mitad de su recorrido, y la mitad de la audiencia (incluida la Embajada de Taiwán en pleno) había abandonado la sala, comenzaron a aparecer mensajes de error en la pantalla del portátil. ¿Por qué lo sé? Efectivamente, los mensajes también se proyectaron. Ese fue el momento en que tomé una decisión que no había tomado jamás, por mala que fuera la película, abandonar la sala (con las risas incrédulas del resto de espectadores aún resonando en mi cabeza) antes de que acabara la proyección.

 

En fin, me quedo, como colofón, con la reflexión final que hizo la señorita Lucía B., compañera en esta aventura y una persona bastante sensata en general: ¿Una película taiwanesa rodada en francés y subtitulada, de aquella manera, en español? ¿Cuánto habrán entendido el señor embajador y su equipo? ¿Y el director norteamericano que fue invitado a la gala?

 

Probablemente lo mismo que nosotros, nada de nada.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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