Con el Rondador Nocturno vuelve, de la mano de Jason Aaron, el alma y el corazón de la franquicia mutante.
Me imagino a Jason Aaron saltando hacia Bastión para distraerle e impedir que mate a Rondador Nocturno en Second Coming (2010). Me lo imagino porque este acontecimiento nos ha privado desde entonces y hasta ahora (salvo pequeños guiños del autor y la «trampa» de Rick Remender) del placer de ver a Lobezno y a Rondador juntos y bajo la batuta de este genial guionista, aparte de en algunos instantes de la primera etapa del de Alabama al frente de la colección de Logan.
Sin embargo esta situación no podía ser eterna. En primer lugar porque el concepto de muerte y el de eternidad tienen bastante poco sentido en el universo Marvel (a ver cuánto permanecen «muertos» algunos de los últimos en haber caído) y en segundo lugar porque el amor de Aaron por la pareja de mutantes y las ganas que tenía de llevárselos de aventuras tenían tarde o temprano que superar cualquier barrera y devolvernos al elfo azul favorito por todos.
Ya desde el primer número de Lobezno y la Patrulla-X el autor dejó claras sus intenciones al introducir (o recuperar del pasado) el concepto de los Bamfs, esos mini-clones de Kurt que llevan dos años haciendo de poltergeists en el Instituto Jean Grey. La importancia y la función de estas criaturas siempre había sido un misterio (aunque Lobezno les sacó un gran rendimiento al final del último arco antes de la Batalla del Átomo). Ahora, con el primer número de La Asombrosa Patrulla-X, la meta de los Bamfs nos es revelada. Ahora sólo queda por saber qué demonios son estos dichosos personajes.
Lo dicho. Lobezno y los suyos se embarcan en una aventura que acabará con total seguridad con el regreso del teleportador hijo de Mística, aunque ellos aún no sepan nada del asunto. Tras dos maravillosos años, Aaron dejará Lobezno y a Patrulla-X para dedicarse en cuerpo y alma a este proyecto que, pese a todo, no logrará que el guionista deje de lado al fantástico instituto, en el que instalará al nuevo grupo que ahora nace (hay que considerar que prácticamente todos sus integrantes forman parte del cuerpo docente).
Acompaña a Jason en esta odisea el eterno acompañante de Jeph Loeb, Ed McGuinness, quien le da al asunto un aspecto bastante agradable de leer, pero que convierte a los estilizados Bamfs de Chris Bachalo y Nick Bradshaw en adorables (yo diría más «de inflar a patadas») bolas de pelo cuyo aspecto de querubines no deja de provocarme momentos de desconcierto.
En definitiva, La Asombrosa Patrulla-X plantea un retorno al más puro cómic de aventuras de la mano de uno de los mayores valedores de la franquicia mutante del momento. La libertad creativa de la que va a disporner el autor de Scalped en esta nueva colección hace que me frote las manos: nos esperan grandes momentos de la mano de esta pareja de viejos amigos. Además, Panini se ha superado y nos trae el primer número tan sólo un mes después de su publicación en Estados Unidos: una auténtica gozada.
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