El Amigo de mi Hermana

El Amigo de mi Hermana: Poco más que anécdotas

Tu hermano, al que querías más que nadie en este mundo, murió hace un año. Como aún no has logrado superarlo, tu mejor amiga te presta su casa del campo y te recomienda que pases unos días solo. Pero cuando llegas al chalet descubres que ya se ha instalado allí la buenorra, deprimida y lesbiana de la hermana de tu amiga. ¿Qué puede pasar?

 

Olvida las comedias de situación, piensa en la vida real y tendrás respuesta a la pregunta. Lynn Shelton (ganadora del Premio Especial del Jurado y del Premio a la Mejor Directora por Humpday en 2009) nos planta un relato creíble al noventa y nueve por ciento, tan real que llega un momento en que piensas que los que estás viendo es tan (o tan poco) interesante como cualquiera de tus conversaciones con tus amigos.

 

Mark Duplass en El Amigo de mi Hermana

 

Poca culpa tienen sus protagonistas de esto. Mark Duplass (que también estuvo en Humpday y ha hecho sus pinitos como director con filmes como Cyrus o Jeff, Who Lives at Home) da muy bien el pego como tipo tristón y adorable al que cualquiera querría tener de amigo. Por su parte, las «hermanas» Emily Blunt (Destino Oculto) y Rosemarie DeWitt (Margaret, The Watch) dan la impresión de llevar años conviviendo (otra cosa es que los casi 40 años de ésta segunda se dejen notar demasiado en ocasiones) y la química entre ellas y con Duplass hace que esta película no se nos atragante en ningún momento.

 

Porque tampoco hace daño El Amigo de Mi Hermana (Your Sister’s Sister en inglés, un juego de palabras no tan difícil de traducir). La historia avanza apaciblemente por su camino y no da más que un giro brusco (y algo forzado, la verdad) al final del metraje. La palabra que mejor define al cuarto trabajo en dirección de Shelton es «inocua». No aburre ni divierte, no emociona ni cansa (no da tiempo en 90 minutos), simplemente ocurre que la has visto, como quien ve pasar a un coche en la autopista.

 

Emily Blunt y Rosemarie DeWitt en El Amigo de mi Hermana

 

Así pues, ¿qué nos puede llamar a ver El Amigo de mi Hermana? Por un lado está, claro, que se estrena en verano y en el cine hace fresquito; pero al margen de eso nos pueden llamar las muy buenas actuaciones que mantienen en pie la historia o los sensacionales paisajes de las islas de San Juan (al norte de Seattle, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá) que retrata con una fantástica labor de fotografía Benjamin Kasulke (de Humpday, por supuesto).

 

Claro que para ello también podemos ver fotos de la región mientras algún amigo nuestro nos cuenta su última borrachera y las cosas vergonzosas que hizo o creyó hacer.

 

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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