Las vidas de Grace
Título Original: Short Term 12
Director: Destin Cretton
Guión: Destin Cretton
Reparto: Brie Larson, John Gallagher Jr., Kaitlyn Dever, Stephanie Beatriz, Rami Malek, Alex Calloway, Melora Walters
Estados Unidos / 2013 / 96′
Productora: Animal Kingdom / Traction Media
Cine indie en su esplendor, eso es el segundo largometraje de Destin Cretton. El realizador novel entra en una casa de acogida para chicos con trastornos emocionales en su segundo trabajo. Hace quince años James Mangold detallaba en Inocencia interrumpida el ambiente de un centro psiquiátrico para chicas de puertas para dentro, bajo el punto de vista de las…
Cine indie en su esplendor, eso es el segundo largometraje de Destin Cretton. El realizador novel entra en una casa de acogida para chicos con trastornos emocionales en su segundo trabajo. Hace quince años James Mangold detallaba en Inocencia interrumpida el ambiente de un centro psiquiátrico para chicas de puertas para dentro, bajo el punto de vista de las pacientes. Ahora esta afectuosa película se cuela en un espacio similar, pero el espectador lo supervisa desde el lado del trabajador social.
Brie Larson convierte a Grace en un personaje al que se quiere escuchar, seguir, entender. Con una mirada o un gesto revela el horror que ha padecido tanto tiempo. Una revelación, y con mayúsculas. John Gallagher Jr. hace lo propio también mientras le da la réplica siendo Mason, su compañero sentimental y de trabajo.
Short Term 12 posee en su contra la cotidianeidad del discurso. El argumento difiere poco que un título de sobremesa, aunque es en el alma, además de la sutil belleza que desprende la forma, lo que provoca ver la producción con otros ojos. Más íntimo no puede ser el trabajo que ha he hecho Cretton, ya que basa su argumento en la experiencia de su primer trabajo nada más salir de la universidad: asistente una casa de acogida con chavales conflictivos.
El poco acertado cambio de título habla de vidas, en plural. Y es que son varias las biografías porque ella es la supervisora de las mismas; no dueña, pero sí asesora. Tan preocupada está por ellas que se aparta de la suya propia, con sus alegrías -su bonita relación- y sus sombras -la que se entrevé a medida que el metraje corre-. A veces será inevitable recordar pasajes dada la similitud con algunos casos que atiende; ella también esconde algo, mal que le pese.
La película enseña el día a día del centro, pero sin recurrir a la lágrima fácil. Cretton mantiene ese pulso con su protagonista como el de Fernando Franco en La herida. La joven tiene problemas también y se dedica a solventar los de otros. Sin embargo, la americana tiene una balsa más grande a la que sujetarse para no naufragar.
El director presenta la trama como testigo que ha sido de esos centros, como oyente de esos duros historiales tan espinosos de sacar fuera, y que no se solucionan con muffins de ningún tipo, y que están tan intrínsecos que la propia inventiva estará repleta de ese pasado. Jayden (Kaitlyn Dever), la chica nueva, es el espejo que Grace ha evitado ver durante mucho tiempo. Existe ambivalencia entre ellas, donde el horror y el compañerismo se unen.
Ni en lo técnico ni el texto hay grandes divisiones, todo fluye muy tranquilo, con primeros planos hechos cámara en mano, muy de cerca, -que se note que la sensación de vivir allí no es precisamente cómoda- y los exteriores son más abiertos, intención llamativa para crear la contraste. El relato parece estar en bucle dado el inicio y el final: empieza y acaba comentándose un par de anécdotas. El círculo se cierra y la vida sigue, con sus escondidos y temidos contras y los gritos de aliento de los pros.
Éste es un film generoso, amigable y acogedor gracias a toda esa luz naranja que empapa al espectador en un ambiente abierto, y sobre todo, erradicando la exclusión.
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