Perros de Paja

Perros de paja: Sobrada de violencia y conformismo

En 1971 Sam Peckinpah conmocionó a la comunidad cinéfila con una apuesta muy cruda y vehemente en la que se reflexionaba sobre la condición humana y como los corsés de lo correcto, la no violencia, el diálogo… pueden ser llevados al límite y quebrarse; sobre esta condición a través de los impulsos, la brutalidad y la sexualidad.

 

Esta nueva versión de Rod Lurie viene a redundar en los mismos temas, aunque de una forma más explícita y explicativa. Peckinpah usaba un discurso más emocional, buscaba zarandear al espectador y durante toda la película se respiraba una atmósfera tensa en la que la violencia estaba contenida hasta su explosión más visceral. El remake es, en este sentido, mucho más frío, no llega a calar tanto en el espectador.

 

Perros de Paja / Straw Dogs

 

Lurie apuesta por una violencia más gráfica, con momentos cercanos al gore. Sigue el estilo marcado por otros remakes recientes como los de Halloween, Las colinas tienen ojos o (especialmente) La última casa a la izquierda. La sangre corriendo a borbotones, el sadismo, una fotografía oscura, la macabra apariencia de realismo… constantes en estas producciones destinadas al cada vez menos impresionable público adolescente / veinteañero que se repiten en Perros de Paja. Visualmente potentes y con guiones conformistas.

 

Es así, una película de nuestro tiempo, donde la fuerza de la imagen tiene más importancia que lo que pueda transmitir entre líneas o de forma sutil. De esta forma, el espectador más versado no encuentra alicientes en la propuesta. Cuenta lo mismo que Peckinpah pero sin su contundencia, y se obliga, en cambio a justificar y explicar las cosas hasta la redundancia. Reflejo de esto es la definición que se hace sobre el significado del concepto «perros de paja».

 

De cualquier modo, lo que hay que tener presente es que cuando se revisiona un clásico, rara vez el público potencial de la cinta originaria es el mismo al que se dirige la adaptación más reciente. En este sentido, y retomando lo apuntado sobre las constantes de los remakes actuales, Perros de paja sabe muy bien a quien tiene que prestar atención: a un espectador que no debe por que tener la referencia de la versión de 1971 y que seguramente vaya a verla como una simple distracción.

 

Perros de Paja / Straw Dogs

 

Debajo de esta apariencia evasiva, sin embargo, se esconde un contexto que nos debería hacer reflexionar. Peckinpah construyó su relato en una época muy convulsa y reflejó buena parte del sentir de la sociedad de su época. Lurie no deja de hacer un ejercicio similar en la forma. En una época marcada también por la crisis en todos sus frentes: economía, política, social, de valores… y en la que la violencia salvaje está presente en los medios y cualquiera puede tener acceso a ella de forma inmediata en Internet, Rod Lurie se limita a reflejarlo en pantalla. Hoy, el tratamiento de Sam Peckinpah no tendría tanto sentido.

 

Es una cuestión de puntos de vista. Por desgracia esa forma no viene acompañada de un fondo potente, como sí lo hacía la versión original.

 

Más allá de reflexiones más o menos acertadas, el mayor problema con el que se encuentra Perros de paja es con la elección del casting. No por la calidad de las interpretaciones, sino por el perfil de los actores. Si por su parte la cada vez más delgada Kate Bosworth es todo un acierto, de James Marsden no se puede decir lo mismo. David Sumner (el personaje) es un intelectual, un hombre culto y al que nunca imaginaríamos como la estrella del instituto, sino como el chico tímido que nunca se comió una rosca y se refugió en los estudios. Alguien a quien le ha tocado la lotería al casarse con una mujer como Amy. Y la apariencia física de Marsden no refleja en absoluto este tipo de hombre.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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