Una vida en tres días: El arte de hacer pasteles

Una vida en tres días

Una vida en tres días

Título Original: Labor Day

Director: Jason Reitman

Guión: Jason Reitman

Reparto: Kate Winslet, Joshn Brolin, Gattlin Griffith, Tobey Maguire, Tom Lipinski, Maika Monroe, Clark Gregg, James Van Der Beek, J.K Simmons, Brooke Smith

EEUU / 2013 / 111′

Productora: Indian Paintbrush / Mr. Mudd / Right of Way Films

Jason Reitman ha dejado a un lado la comedia cínica que le ha granjeado su fama en Hollywood con títulos como Juno (2007) o Young Adult (2011) para meterse de lleno en el arte de hacer pasteles con Una vida en tres días (2013), adaptación de una novela de Joyce Maynard…

Jason Reitman ha dejado a un lado la comedia cínica que le ha granjeado su fama en Hollywood con títulos como Juno (2007) o Young Adult (2011) para meterse de lleno en el arte de hacer pasteles con Una vida en tres días (2013), adaptación de una novela de Joyce Maynard sobre el romance que surge entre una madre divorciada con una depresión de caballo y un preso fugado al que acaban de operar de apendicitis. Una película fácilmente catalogable de pastelada en la que, además, se hacen pasteles.

Una vida en tres días

El pasional encuentro entre estas dos almas atormentadas es narrado por el joven Henry (Gattlin Griffith), quien, a través de esta experiencia y los hechos que desencadena comienza con su proceso de maduración hacia la edad adulta. Esta visión externa del hijo permite a Reitman abordar dos historias que se complementan mutuamente, la relación amorosa en sí entre Frank (Josh Brolin) y Adele (Kate Winslet) y la mirada al mundo que hace Henry, su relación con sus padres separados y con el hombre que ha irrumpido como un terremoto en su casa.

Josh Brolin y Kate Winslet son los pilares sobre los que se sustenta Una vida en tres días. Sus personajes van de la mano durante toda la película. Ambos arrancan perdidos y sin esperanza, viviendo el día a día como pueden y tras un primer encuentro complicado, conectan y se descubren a sí mismos través de los ojos del otro, evolucionando en una misma dirección.

Sin embargo el film descuida ciertos detalles que obran en contra de la verosimilitud de la historia (como lo referente al tiempo que ha estado Frank cumpliendo condena y el que le resta o su increíble talento para cualquier tarea que requiera su atención: cocina, mecánica, albañilería…); así como el excesivo tiempo que dedica el director a algunas escenas (si vamos con boli y papel saldremos del cine sabiendo hacer un rico pastel de melocotón). Un título, pues, correcto, que de no ser por el buen trabajo de su pareja protagonista habría acabado directamente en la sesión de sobremesa de cualquier cadena.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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