En el camino que lleva la evolución constante, buscando nuevas generaciones a las que atrapar ya sea a través de videojuegos (este 2021 se lanzará Digimon Survive) o de nuevas iteraciones animadas (desde 2020 se emite en Japón el reboot de la serie original), Digimon ha querido hacer un pequeño paréntesis y echar la vista atrás a 1999, año en el que se estrenó el anime protagonizado por un grupo de niños y digimons capitaneados por Tai y Agumon, para rendir homenaje a la generación que inició el fenómeno y que empieza a peinar canas 22 años después.

Crecer implica cambiar y cerrar etapas. Digimon Adventure: Last Evolution Kizuna hace precisamente esto, cerrar una etapa. Desde el primer momento la película se muestra como una carta de despedida. Nos deja bien claro que nos hemos hecho mayores y que es hora de seguir adelante con nuestras vidas. Digimon siempre estará ahí con nosotros, como un vivo recuerdo, pero debemos cerrar el capítulo. O, lo que es lo mismo, nos toca madurar y dejar los juguetes a un lado.

En este sentido, la apuesta de Last Evolution Kizuna es valiente y muy arriesgada. Es un producto de nicho. Se presenta casi como un capítulo final de la longeva serie. Rehusa hacer presentaciones y está plagada de guiños a las tres temporadas protagonizadas por Tai y los demás. Tiene un carácter más propio de evento que de película; no le pone las cosas nada fáciles a los espectadores que lleguen de nuevas, que tienen pocos agarres para conectar con la historia y los personajes protagonistas. Aún así, se esté o no familizarizado con la franquicia, el director Tomohisa Taguchi sabe explotar el poso emocional de la cinta el tema sobre el que pivota: hacerse mayor.

La despedida de Digimon resulta ciertamente cruel y desdice lo visto en el epílogo de Digimon Adventure 02 (la segunda temporada de la serie), pero supone un emotivo broche para la aventura que iniciaron aquellos niños que un día fuimos.