Un año después de ese primer Cine de Barro y de nuevo con Halloween a la vista vengo a traeros una de esas joyas imperecederas de la serie B de la vida. Una película de 1991 digna de competir contra El Padrino de Coppola… si al Padrino lo amordazaran, lo ataran de pies y manos y lo pusieran con el culo en pompa. Una de esas cintas que nos demuestran que otro cine es posible, aunque quizá no todos desearan esa posibilidad.
He de agradecer esta película a David. Es curioso y agradable ver cómo, desde que hago esta sección, cada persona tiene su granito de arena que ofrecerme en mi cruzada por rescatar del olvido grandes obras de… del… del cine… eso.
A este título le falta una camioneta recogiendo cartones.
“¿Sigues teniendo aquella fuerza superhumana?”
Os pongo en situación: Ricky (nombre habitual entre los tipos asiáticos tengo entendido) es un chaval de descomunal fuerza que es arrestado por homicidio y agresión en el futurista año de 2001, año en el cual todos los servicios públicos han sido privatizados (¡el humor 20 años después!) y las cárceles son aparcamientos humanos con mano de obra barata dirigidos por astutos (y expertos en kung-fu) hombres de negocios.
Estabelecimiento Prisional Masculino… Wait, ¡¿What?!
Tras realizar un poco de investigación profunda (¡gracias Google!) ya tengo explicación para la fotografía que precede a estas líneas. Y es que esta película, primera producción de Hong Kong no relacionada con el porno que recibió la categoría III (algo así como lo que ocurrió en España con Saw VI), fue rodada en Macao, ex-colonia portuguesa con un paisaje algo más agradable y serrano que la populosa ciudad china.
La cinta (oh sorpresa) supone la adaptación a la gran pantalla del manga japonés Riki-oh, que contaba una historia un tanto más lógica, pero igualmente violenta, en la que el protagonista se dejaría atrapar por los corruptos cuerpos de seguridad de un mundo devastado en el que él busca a su hermano y venganza por la muerte de su familia… Telita.
Qué machote.
“Ingresó en el conservatorio para aprender a tocar la flauta, pero desapareció en el último curso”
Si esta película se hubiera rodado en la actualidad (y con un presupuesto superior a los 20€) se habría tratado de la habitual casquería tipo Templario o Conan. Al no ser este el caso nos encontramos con una película de efectos cutre-imposibles que provocan la carcajada y, por qué no, el aplauso de un servidor. Y es que hace falta valor para justificar algunas de las escenas de la película, pero su propio carácter de filme sin pretensiones hace que le podamos perdonar casi cualquier cosa y centrarnos en disfrutar.
“¿En disfrutar de qué?” Me diréis. Pues muy fácil, de una casquería de cartón piedra desternillante, de unas sobreactuaciones estupendas (¿quién no se ha caído por unas escaleras al ver algo desagradable?) y de un doblaje (la cinta no sólo está doblada, sino que ¡se ha reeditado en DVD!) tan cochambroso como divertido.
¡Justo como predijo mi horóscopo!
“¿Te estás comiendo una vela?”
Los mojigatos que no os atreváis a ver esta película por temor a repercusiones neuronales podéis buscar en Youtube alguna que otra selección de las mejores escenas, al resto prefiero que esta obra de arte os pille por sorpresa, sólo os indicaré un par de cosillas más:
El actor protagonista, Siu-Wong Fan, protagonizará a finales de año The Flying Swords of Dragon Gate, película de la que ya os hemos traído el trailer, ajeno al maravilloso artículo que le dedico a la sexta película que protagonizó y la segunda de ellas que llegó a nuestro país (la primera fue Al Borde de la Ley y ahora me apetece verla, qué queréis que os diga)
La cinta, dirigida y escrita por el nada prolífico Ngai Kai Lam, tuvo una secuela… si es que se la puede llamar así: titulada Dint King, Inside King (o Story of Ricky 2) no seguía el argumento de la primera película, no contenía el mismo reparto y, para rematar, su protagonista no se llamaba igual, pero ¡hey!, si se llamaba Story of Ricky 2 tenía que ser su continuación… ¿no? Lástima que esta segunda cinta no saliese de Hong Kong, habría sido una delicia digna de los paladares más exquisitos.
Esto es épico, me da igual lo que me digáis.
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