Santa and the Ice Cream Bunny

Santa and the Ice Cream Bunny: Matrioska navideña

He de decir que este año he dudado horrores sobre qué película traeros por Navidad. La cosa estaba entre hacerle un repaso a las delirantes películas de Este Chico es un Demonio o ganarme vuestro eterno odio y meter en esta sección alguna película que en plan El Señor de los Anillos. Pero al final el señor don Interné vino en mi auxilio y me puso ante las narices una digna sucesora de Santa Claus Conquista a los Marcianos, que ocho años después de su predecesora vendría a poblar las pesadillas de multitud de niños que ahora desearían no creer en Papá Noel.

 

Santa and the Ice Cream Bunny
Hasta el título desprende un tufo innegable a despojo mental.

 

 

“Sha la la la la! Oh! Where is Santa Claus?”

 

Hacerme con esta película ha sido realmente complicado, no sólo no ha sido distribuida fuera de Estados Unidos, sino que allí es muy complicado encontrarla en una versión que no sea la de RiffTrax (compañía norteamericana que se dedica a comentar jocosamente películas), quienes tuvieron a bien reeditar la cinta en 2010 en DVD y evitar así que aquellos que hayan completado la terapia que precisa su visionado puedan olvidar tan terrible recuerdo.

 

Pero no nos lamentemos. No es inglés lo que necesitamos para entender esta película, basta con ver las imágenes y tener a alguien al lado para poder clavarle las uñas en los momentos más heavys.

 

 

El Polo Norte en Santa and the Ice Cream Bunny
El Polo Norte, en plena ola de calor.

 

 

“There was a very good reason for Santa’s not being there. He was in Florida”

 

Este filme tiene todos los ingredientes de un buen thriller: Un hombre atrapado, un Santa Claus interpretado por Jay Ripley (¡quien tres años atrás se dejó ver en Valor de Ley!), personajes misteriosos (la pareja que interpreta a Tom Sawyer y Huckleberry Finn me dejó intrigado), acción a raudales (y si no mirad la captura que viene a continuación) y una potente trama secundaria… Tan potente que realmente es una película en sí misma.

 

 

El niño Jackass de Santa and the Ice Cream Bunny
Niño-Jackass de 1972. Antes los hacían más resistentes.

 

 

Os pongo en situación: En su viaje veraniego anual para ver qué niños se han portado mal Santa Claus se estrella en una playa de Florida y sus renos se escapan. Sin animales de tiro y con el trineo enterrado unos milímetros en la arena nuestro héroe no tiene más remedio que contactar mentalmente con los niños de la zona para ponerlos a trabajar en su rescate mientras él vigila para que nadie se siente en su sitio en el trineo. Pese a que los niños ponen todo su empeño en llevarle distintos animales que sustituyan a sus renos (desde un perro hasta un hombre disfrazado de mono) el vehículo no avanza. Para que los ánimos no decaigan Santa les cuenta la historia de Pulgarcita. Al final un hombre disfrazado de conejo a los mandos de un camión de bomberos será quien recoja a nuestro desafortunado protagonista.

 

Un guión digno de Hitchcock, pero de Hitchcock hasta arriba de farlopa. La gracia de la película, lo que remata a sus espectadores, es que el cuento de Pulgarcita que Santa cuenta no es sino una película entera que había sido creada para el cine dos años antes, en 1970, con su propio director y su propio reparto y, agarraos, un metraje más largo que las escenas de nuestro atrapado protagonista.

 

 

El hombre-gorila de Santa and the Ice Cream Bunny
Cualquier historia con un mono es una buena historia.

 

 

“Why don’t we mash her, or squeeze her or pinch her… or… Do something!”

 

Pulgarcita (o Thumbelina en inglés) bien daría para otro Cine de Barro ella solita. Se trata de un musical basado en el popular cuento de Hans Christian Andersen y que dirigió Barry Mahon y protagonizó Shay Garner, actriz cuyo trabajo más importante fue el de secundaria en Flying, una de las primeras películas de Keanu Reeves. Al director hay que cogerlo aparte: héroe de la II Guerra Mundial (donde derribó varios aviones alemanes, fue hecho prisionero y colaboró en la excavación de los túneles que haría famosos La Gran Evasión), tras la guerra fue el piloto personal de nada menos que Errol Flynn (Robin de los Bosques, Objetivo: Birmania) de la mano del que se metió en la industria del cine, comenzando con cintas de tipo erótico/pornográfico (Sex Club International, Prostitutes Protective Society) y derivando después al cine infantil, en el que sería el primero en utilizar los ordenadores para la producción y planificación de los filmes.

 

Thumbelina es fiel heredera de la intensa vida de Mahon, es más, durante toda la película uno espera que en cualquier momento la actriz se desnude y comience el folleteo… Así está el ambiente. Como si no tuvieran suficiente con el trauma creado por Santa Claus, los niños que vieran esta película saldrían de ella muy confusos.

 

 

Shay Garner en Thumbelina
Detalle para reflexionar: Hasta en el título Thumbelina tiene más presupuesto que Santa and the Ice Cream Bunny.

 

 

“Ice Cream Bunny? Of course! Thank you children”

 

Poco más queda por contar de este terror cinematográfico que probablemente se proyecte en Guantánamo 24/7 (como dirían los ingleses). Como sé que lo estáis deseando y como esta vez no me he prodigado en capturas (era difícil elegir entre los cientos de ellas que se me ocurrían) os dejo con una imagen del famoso “conejo”…

 

 

Santa and the Ice Cream Bunny
Os vigila mientras dormís.

 

… y otra de la reacción más generalizada ante la película:

 

Una niña en Santa and the Ice Cream Bunny
Reíros, reíros, pero la de atrás también sufre.

Acerca de RJ Prous

Avatar de RJ Prous

En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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