Entre tanta gran producción como El Orfanato, Ágora, Lo Imposible… Telecinco Cinema apuesta de cuando en cuando por películas más pequeñas y que no tienen la obligación de barrer la taquilla. Amigos es una de estas y pone tras las cámaras al debutante Marcos Cabotá y al director de documentales como Real, la película, Borja Manso.
Esta comedia narra las desventuras de tres amigos que ponen a prueba su relación por una apuesta de 17 millones de euros. Así, nos encontramos con el amigo «calzonazos» (Ernesto Alterio), el «perdedor» (Alberto Lozano) y el «cansadamas» (Diego Martín) intentando acumular la mayor audiencia posible y ganar la apuesta utilizando todo tipo de estrategias.
El que Telecinco sea la productora es un arma de doble filo, pues si bien se ayuda de formatos como Gran Hermano para reírse consigo misma y de dar la oportunidad a Sara Carbonero de hacer de periodista, la crítica a esta televisión basura en la que todo vale (de la que, ironías de la vida, Telecinco es su máximo exponente) queda en agua de borrajas.
El filón de los realitys, programas de testimonios, corazón… no sabe aprovecharse. A Amigos le falta mucha mordacidad en su crítica y acaba cayendo en los tópicos y quemando los chistes por repetirlos una y otra vez.
Lo que en un principio tiene visos de convertirse en una ácida comedia con el objetivo de no dejar títere con cabeza pronto se descubre como una película vacía, sin intenciones. Le aterra la idea de hacer reflexionar y ofender a alguien, algo que se demuestra con un epílogo moralista sobre no dejarse llevar por las circunstancias, de despertar de una vida que en el fondo no nos gusta y ser uno mismo.
Amigos es una comedia entretenida, pero superflua, pues se deshace de su potencial mensaje en cuanto puede. Aún así, quedan algunos destellos brillantes como la entrada de Ernesto Alterio a Gran Hermano o la entrada a la fama de Alberto Lozano gracias a (o por culpa de) un conocido bailaor.
Deja un comentario: