Carmina y amén: Divina eres entre todas las mujeres

Crisis habrá en el cine y en la calle, pero buenas ideas y salero, que no falten por favor. El clan León-Barrios, capitaneado por Paco, vuelve a la carga. Carmina o revienta conjugaba documental y ficción ofreciendo un producto fresco y novedoso. Esta continuación también se mueve entre lo real y lo artificial. Sin cambiar el fondo, ahora el envoltorio viene más historiado. «El mayor de la Carmina» –así le conocían en su barrio– ha madurado en su labor detrás de las cámaras. Lo tenía difícil: apostar por las segundas partes no es tentador.

Pero Paco León se ha vencido a sí mismo. Dos años después, vuelve a traer al cine a la persona que le trajo a él al mundo con Carmina y amén: cigarro en mano, pelo recogido, afrontando las desavenencias que trae la vida. Basta, mal hablada, burda, sincera, socarrona, y muy buena gente con los suyos. Un reflejo costumbrista por parte de una actriz no profesional. Carmina Barrios magnetiza a la cámara desde el minuto uno, sus salidas son de diez y en cuanto un nuevo embrollo entra por el bloque de las afueras donde vive, uno está expectante de ver cómo reacciona.

Carmina y amén

Ahora el argumento gira en torno a la muerte, y cómo lidia esta familia la despedida de un ser querido. Una vez más, los personajes juegan en lo estrambótico dentro de una cruda realidad que a todos les suena. En ese telón de fondo se encuentra una crítica a la situación que vive actualmente España: desahucios, falta de ayudas sociales, paro,… todo el ramillete que protagonizan los telediarios hoy en día. Si hasta su mascota, un pequeño loro, se llama Bárcenas. Dejando aparte la faceta de indignada que puede verse en la película, Carmina es una luchadora, un ejemplo de la picaresca española, tan vital, tan franca y sin mal fondo; sólo es una superviviente. Ahora bien, si la hacen la puñeta, la ya matriarca del cine español se vengará contando con su mejor arma: su lengua punzante y chabacana. Sus amenazas se pueden tratar de tú con las de un Corleone.

María León repite el papel de hija de la protagonista, una poligonera sevillana que ya se está labrando una carrera profesional. Yolanda Ramos es una vecina que tiene una pequeña pero jocosa intervención, en una charla sin cortes con Carmina, donde puesta de marihuana, confiesa sus experiencias sexuales entre risas y sorpresas –bien le valió tal brillante conversación para llevarse en Málaga la biznaga por mejor secundaria–.

Este trabajo es la confirmación de que Paco León es un director con personalidad hilarante. Recordará a muchos estilos, sí, pero su registro anda por sí solo: afina más el guion, al que respeta mientras deja sitio para la improvisación entre actores profesionales y familiares y amigos, todo un cóctel único con sabor a costumbrismo, desparpajo, diabluras y buen humor ante lo difícil. Un remate precioso con el My way interpretado por Nina Simone, otra gran dama como es Carmina, que enuncia a todos lados sus rebosantes ganas de vivir por muy perro que sea el destino con ella.

Escatología sin caer en el chiste tontorrón y sentimiento sin derivar a la moralina cursi. Palabra de Carmina, que lo que sale de su boca se convierte en verdad. Y amén.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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