Eres un nerd. En el instituto eres poco más que un cero a la izquierda. Y tus dos colegas no ayudan a mejorar tu imagen. Es tu cumpleaños y tus padres se van a pasar unos días fuera de casa. Como eres responsable (y no tienes amigos) te la dejan sola para ti. ¿Qué haces? ¿Montar una fiesta y ganar popularidad? No. Vas a hacer historia. Y como sabes que tu fiesta va a ser épica te traes a alguien que lo grabe absolutamente todo.
Para que tu «reunión social» sea un éxito necesitas mucha bebida para saciar la sed de tus invitados y buena música. Esto es muy importante y por ello no escatimas en hits y artistas reconocidos donde destaque la música de baile y el hip-hop: 2 Live Crew, Eminem, Trick Daddy, Kanye West, Pitbull, R. Kelly, Dr. Dre, LCD Soundsystem, Yeah Yeah Yeahs y un largo etcétera. Te permites también la licencia de incluir canciones de Metallica o Queens of the Stone Age y tema con el que se te asocie inmediatamente como este Pursuit of Happiness. No habrá nadie sin mover los pies al ritmo que marque la música.
¡Y qué no falte el sentido del humor! Globos, perros, gnomos, castillos hinchables… eso sí, cuidado con enfadar a los enanos. Es una noche de desfase y todo tiene que quedar registrado con tu cámara, y como quieres que sea inolvidable te da igual traicionar tu apuesta y cuando te viene en gana ralentizas la cámara para disfrutar de unas bonitas piernas femeninas, te metes bajo el agua de la piscina o miras desde el cielo. Es tu fiesta y te permites hacer cualquier cosa.
Incluso buscarte una chica de la que colarte, porque no todo van a ser amoríos de embriaguez. Y aunque previsible y pillada por los pelos, la historia te sale bien. Creas tu conflicto y evitas que se estanque la fiesta. Tus amigos también te echan un cable. Se han visto mil y una películas y saben lo que tienen que hacer. Uno es el blanco de todas las coñas, porque hasta en un grupo de fracasados siempre hay un pringado que destaca sobre los demás. Y otro no hace más que crearte problemas. Sus intenciones son buenas (o eso dice), pero no le dejes suelto porque es un peligro y lo sabes. Aún así le sigues el rollo. Su fijación con un cáliz te hace bastante gracia y su carisma te asegura diversión y situaciones que hacen que te desmelenes.
Cuentas, además, con que la juerga se desmadre un poco, pero no hasta el punto de convertirse en una suerte de apocalipsis en pleno barrio residencial. Cosa que sucede. La escalada de la fiesta es exponencial y lamentablemente no sabes parar a tiempo. Y mira que hay señales por todas partes. Un tipo con lanzallamas es una de ellas. La próxima vez harás más caso.
Después del desmadre la resaca llega como agua de mayo. Bendita resaca. Toca hacer recuento de daños y disfrutar del recuerdo y de la popularidad.
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