Hay que aclarar que American Ultra es de esas películas que tienen que verse dejando parte del cerebro en casa, porque si empezamos a analizarla cinematográficamente el destrozo podría ser importante. American Ultra sólo busca entretener y que pasemos una hora y media divertida. Y no podemos negar que el guion de Max Landis lo consigue, pero a medias. American Ultra es una fumada importante. Todo lo que sucede en ella es inverosímil, te deja con el culo cuadrado en la silla y en algún momento consigue hacerte soltar una carcajada, sobre todo por lo pasado de rosca que está el personaje de Jesse Eisenberg. Pero a medida que avanza la cinta y ya está todo el pastel vendido es cuando cae en lo mismo una y otra vez, haciendo que avance por escenas sin que haya entre ellas una conexión aparente. Y aunque es original, lo cierto es que no puedes dejar de pensar en infinidad de películas a las que se parecen.
Y es que American Ultra cuenta la historia de dos fumados, Mike y Phoebe, una pareja joven que vive su día a día sin problemas y felices. Pero un día, la aparición de una misteriosa mujer y de una organización gubernamental [SPOILER] harán que Mike empiece a recordar que está entrenado para ser el mejor agente encubierto de La Tierra [FIN SPOILER]. Será entonces cuando todos quieran acabar con él. Así se explica un poco, sin entrar en demasiados detalles, la trama de la historia. Una historia que pasa entre porros, droga y tiros. Ya desde el inicio, y con un retroceso de la historia, ves en forma de spoilers cosas que van a suceder después, hasta el principio de la misma (está contada como un flashback) te das cuenta de que la película no se puede tomar en serio, por lo que puedes decidir entrar o no en su juego de locura tras locura. Y lo cierto es que entras rápido en ella (si decides entrar) pero a medida que avanza ya tu confianza en ella decae.
Decae porque cuando piensas que la novedad está presente, la historia entra en un bucle donde todo se resume en ver una y otra vez a Jesse Eisenberg fumado teniendo síndrome de Jason Bourne y matando a todo lo que se le ponga por medio. Así una y otra ve. Las primeras veces tiene gracia, ya después el efecto se pierde. Además, el flashback que he mencionado antes tiene el error de mostrarte a nuestro protagonista vivo, por lo que sabes ya en un 80% como acaba. No es como en American Beauty, donde empezaba con una voz en off pero el mismo Kevin Spacey te decía que no tenía por qué significar que estuviera muerto. Ahí había sorpresa, aquí no. Y aunque no aburre, tampoco es la entusiasta cinta que quizás muchos esperábamos. Pero vale, no todo van a ser quejas. La cinta tiene ciertos momentos de lucidez, sobre todo cuando en el clímax final un plano secuencia te va guiando por la acción más macarra y gore de toda la cinta. Un auténtico acierto.
El guion de Max Landis intenta innovar, pero lo cierto es que en muchas ocasiones parecen desechos de una quinta entrega de Jason Bourne, o una parodia de las mismas. Es original, pero en muchas ocasiones cae en los tópicos y en las referencias de otras. Y la dirección de Nima Nourizadeh, recordado por Project X, es bastante buena dejando detalles (como el plano secuencia comentado antes, sencillamente espectacular) que hacen que la cosa salga pasable y apruebe. Y las interpretaciones están bien, pero seguramente lo más destacado de todo sea el amigo Eisenberg, pues el papel de colgado fumado le queda ni que pintado, y nos regala una interpretación tan divertida como la que le vimos en Bienvenidos a Zombieland, donde dejaba fluir que la comedia es uno de sus puntos fuertes.
Por lo demás, American Ultra es una película pasable que hará pasar un rato divertido, pero nada más. No innova en nada y no revolucionará la comedia tal y como la conocemos. Sí que tiene momentos de lucidez y de buenas interpretaciones, pero el resto es tan olvidable que no ocupará demasiado espacio en nuestra cabeza. Una cinta para un domingo tonto por la tarde cuando no se tenga nada de hacer. Pasable sin más.
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