ECC Ediciones nos alegra este final de año con la publicación de Anamorfosis, un manga que recopila algunas historias cortas de Shintaro Kago (todas, salvo una, publicadas originalmente entre 2009 y 2010) en las que el terror y el humor negro se alían para ofrecer una experiencia perturbadoramente divertida; aunque -como es habitual en el autor- no apta para todos los estómagos.

«No puedo quitármelo de la cabeza«

El maestro del ero-guro nos ofrece un volumen bastante más accesible que la morbosamente publicitada Fetus Collection; pues busca menos la provocación y más la comedia. Porque sí, en su mayor parte el libro tiene un marcado -e incómodo- componente humorístico, pudiendo enclavar sin problema de Anamorfosis en la comedia. Incluso la más seria La bestia espectral de Anamorfosis se sirve de cierta dosis de comedia para enganchar al lector y para desengrasar una aventura muy cercana a los estándares del terror de fantasmas y posesiones.

El tomo puede dividirse en dos partes. Una primera protagonizada por la citada La bestia espectral de Anamorfosis en la que el mangaka nos plantea un thriller de misterio que transita entre el terror y el whodunit, escondiendo su característica propensión al gore (aunque no falta la explicitud en sus imágenes) a favor de una narración más atmosférica y psicológica y mostrando su conocimiento e interés por el cine fantástico y el tokusatsu más tradicional.

La segunda (que ocupa un tercio de las 208 páginas del libro) abraza la vertiente humorística y estravagante del autor. Nueve historias breves que ofrecen una mirada general de las claves de su trabajo: desde relatos que parten del costumbrismo a otros que beben de la imaginería del folclore japonés o miran la sexualidad y las parafilias a través del absurdo. Las nueve historias son:

• Sagiri Tengai: detective bishôjo
• La chica de la lluvia
• Detallitos
• Los bikikomoris
• Objetos perdidos
• Vidas previas
• Servicios agresivos
• Permutaciones
• La modificación

Las hay, como Objetos perdidos, de pesado poso trágico; otras mucho más ligeras como Sagiri Tengai; y hasta bromas macabras como La modificación que pasarían perfectamente como piezas de antologías tipo Historias para no dormir. La gran mayoría de ellas, como es también habitual en el autor, no pierden de vista la mirada crítica a la sociedad nipona actual y algunas de sus preocupaciones. Ahí están, por ejemplo, el leitmotiv de Servicios agresivos o la mordacidad que se destila de La chica de la lluvia o de Permutaciones.

Así pues, bajo una fachada exagerada y lúdica, las intenciones e intereses de Anamorfosis ilustran con buen tino el valor de Shintaro Kago como autor.