Zom 100

Zom 100 #2: Los pequeños placeres

Zom 100Ya le teníamos ganas a la nueva entrega de la penúltima sorpresa de Panini Manga. En solo dos volúmenes Zom 100 se ha convertido en uno de nuestros seinen imprescindibles de nueva hornada. Kotaro Takata (autor de Alice in Borderland) y Haro Aso han definido muy bien su propuesta desde el primer momento, invitando al lector a dejarse llevar por la pasión irracional de Akira Tendô, quien ha tenido que ver cómo el mundo se venía abajo por culpa de un apocalipsis zombi para empezar a vivir y ser feliz por primera vez en su -hasta ese momento- anodina existencia.

 

«Creo que voy a tener algún trauma con las azafatas»

 

Poco a poco nuestro «descerebrado» protagonista va completando (y ampliando) su lista de 100 cosas que hacer antes de convertirse en zombi. Lo hace, además, acompañado de Kenichirô Ryûzaki, amigo de la universidad que ha abrazado la máxima de Akira de vivir la vida al máximo, considerando el apocalipsis como una oportunidad única para reinventarse. Claro está, ambos personajes son conscientes de lo dramático de la situación a nivel general, pero en su  viaje particular por el camino del hedonismo y del morir sabiendo que han tenido una vida plena, que haya zombis no pasa de ser un obstáculo que pueden sortear. Para ellos -sobre todo para Akira- hay cosas muchísimo peores que convertirse en un zombi.

 

Esta actitud a todas luces irresponsable ante un escenario de muerte segura resulta tremendamente interesante en contraposición a la del resto de personajes con los que se van cruzando el par de amigos. Mientras que, por lo general, los desdichados supervivientes con los que se cruzan parecen ser presa del miedo o aceptar la fatalidad de su situación con una absoluta resignación, Kenichirô y Akira gestionan sus emociones desde un extremado (y optimista) pragmatismo. Su mantra podría resumirse en una idea tal que así: El mundo se ha acabado, eso es un hecho incontestable; pero nosotros no, eso también es un hecho, ¡así que vivamos! ¿Y cómo se proponen vivir? Persiguiendo sueños aparcados y disfrutando de los pequeños placeres que todos tenemos. Porque en un momento dado algo tan sencillo o trivial como beberse una cerveza o jugar a la consola en una pantalla gigante (cada uno tiene sus caprichos) puede ser tan determinante como dar con un buen refugio. ¿De qué sirve sobrevivir si no hay espacio para los pequeños placeres?

 

Zom 100

 

En medio de la tragedia los protagonistas no pierden el humor, tienen una ambición vitalista y se animan a jugar y experimentar. Este es el punto que más llama la atención de la obra de Takata y Aso y que le aporta un valor añadido respecto a las convenciones de un género que tiende a repetirse con excesiva facilidad. Donde lo habitual tiende a ser explorar las ambigüedades de la moralidad humana o la capacidad de resistencia de la sociedad, Zom 100 aboga por reafirmar la vida como aspecto principal.

 

Se infiere, además, inteligencia por parte de los autores, que conscientes del riesgo de agotamiento de un enfoque tan concreto, van apuntando en nuevas direcciones que aporten variedad de escenarios y situaciones a medio plazo: desde abandonar la seguridad de su refugio a señalar los límites del disparatado modo de vida de los protagonistas para dirigir su previsible evolución. Es decir, Zom 100 aspira a ser algo más que una lectura casual repleta de gags (por divertidos que sean) con personajes planos. Pronto sabremos si lo consiguen o mueren en el intento.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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