Ángel Mosquito, autor de La Calambre

Ángel Mosquito: «Las series o películas de vampiros jóvenes universitarios seductores me parecen ridículas»

En La Noche Americana hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Ángel Mosquito (Argentina, 1976) y aprovechamos la ocasión para charlar a cerca de su obra más reciente publicada en nuestro país por la Cúpula, la Calambre y muchas otras cosas.


La CalambrePregunta: Para comenzar, La Calambre es un cómic sobre vampiros, pero no unos vampiros a los que estamos acostumbrados a ver. El planteamiento que haces del vampirismo es muy original, ¿es complicado hacer una aproximación novedosa al fenómeno?
Respuesta:
El género de vampiros es bastante extenso hoy en día. Tenés a los vampiros clásicos decimonónicos y a los vampiros mas feos y bestiales de películas como 30 días de noche, así que creo que tampoco fui demasiado original. Trate de imaginarme como serían los vampiros sin dejarme influenciar demasiado por las obras que están dando vueltas por ahí, pero la verdad es que darle una vueltita mas de tuerca tampoco es muy difícil. Cambiar algunos aspectos, y transigir las reglas básicas de un vampiro, como por ejemplo, que puedan salir de día, o que tengan rasgos de humanidad como tener deseos de paternidad. Lo que me molesta profundamente son los vampiros pulcros o lindos o educados. Las series o películas de vampiros jóvenes universitarios seductores me parecen ridículas, más aún cuando tienen pretensiones de seriedad.

 

P: Hay algo que nos llama mucho la atención es el Talego, ¿cómo se te ocurrió esa idea?
R:
La idea de la cárcel de vampiros (Talego como dicen en España) surgió de un sueño. Tomo bastantes «ideas» de los sueños. En ese sueño había un galpón con personas colgando de bolsas de plástico. Cuando tuve que pensar en la idea de la cárcel de los vampiros, me acordé de ese sueño y resolví el problema. Además, me sonaba a un castigo bastante cruel dejar que los vampiros se murieran de hambre.

 

P: El ambiente que se respira en el tebeo es muy miserable. ¿Viene la inspiración de algo sucedido en la realidad?
R:
Era la idea central de la historieta, el ambiente de miserabilidad. Pero de miserabilidad humana, de desprecio, de corrupción, no de pobreza económica, que también la hay. Cuando voy a hacer una historieta trato de imaginarme un clima determinado y hago algunas listas de palabras. En este caso, el clima era caluroso, húmedo, pegajoso, el aire olía mal. Y había en la vida real en esa época un ambiente general de crisis o intento de salir de crisis, de poco dinero en la calle, de poco trabajo, de rebusque. Los disparadores de la realidad fueron dos: primero, me robaron el coche y me sacaron el equipo de GNC. Luego recuperé el auto, pero bastante maltrecho. Por otro lado, una niña una vez me contó como en su barrio a la noche salían los «hombres lobo», que andaban lento y tenían los ojos rojos. Se refería a chicos bajo los efectos de alguna droga terrible, como el paco (pasta base), que les destruye el cerebro. Cambié hombres lobo por vampiros. Adicción a una droga por adicción a la sangre. Rehabilitación de las drogas por rehabilitación del consumo de humanos.

 

P: En la edición publicada en España por La Cúpula vienen unos extras muy interesantes dando forma a un universo que parece tener más trasfondo y con muchas posibilidades. ¿La Calambre es una obra única o has pensado continuar más historias en ese contexto?
R:
Por el momento no he pensado en ninguna secuela de La Calambre. Me gusta generar el universo de cada historia que hago. En realidad, es una de las cosas que más me gustan: pensar la idea y el entorno en donde ocurre esa historia. Y ver el libro terminado. Lo del medio es trabajo, que se va haciendo cada vez mas sencillo a medida que pasan los años y uno adquiere más oficio para plasmar lo que tiene en la cabeza. No tengo muchas aspiraciones estéticas, entonces me conformo con un dibujo que cuente lo que necesito contar.

 

P: La Calambre es una de las poquitas obras tuyas que se pueden leer en España, ¿habrá posibilidad de leer trabajos tuyos pasados y futuros en nuestro país?
R:
Ojalá que sí. Pero ya depende de que un editor se interese en editarme. Si así no fuera, en mi blog (www.granjerodejesu.blogspot.com) hay algunas cosas para leer, en especial lo que hago para medios locales, que suelen ser series semanales.

 

P: Leyendo la Calambre sabemos que está situada en Argentina, pero el lenguaje parece bastante neutral para cualquier lector hispanoamericano, ¿es una acción consciente para darle más internacionalidad a la obra?
R:
Bueno, esto es interesante. La historieta original está escrita en la jerga que hablamos en Argentina, llamémosle «lunfardo» (es más complejo y diferente al lunfardo original, pero digámosle así). Cuando lo remití a la editorial, hubo muchas deliberaciones sobre qué hacer con el lenguaje. Y ellos tuvieron la amabilidad de editar dos versiones: una versión en castellano con algunos modismos idiomáticos que se usan en España (lo que vos llamás «bastante neutral») y otra edición con el guión original en «argentino». Y si comparás las dos ediciones, es casi como si hubiera sido traducido. Para mí fue un enorme gusto, la verdad, que se hayan tomado ese trabajo, es una muestra importante de respeto por la obra. Así que digamos que no hubo en principio una intencionalidad de darle un carácter internacional a la historieta, nunca pensé que podría ser editada en otro país.

 

Ángel Mosquito, autor de La Calambre

 

P: ¿Cómo ves el panorama del cómic argentino? ¿Y el español? ¿Aprecias muchas diferencias al trabajar en uno u otro mercado?
R:
El panorama argentino está mejor que hace 10 o 15 años atrás, porque hay una revista especializada, muchas revistas que empiezan a publicar una o dos historietas (revistas de música, de deportes, de política, etc) y las editoriales más grandes empezaron a editar libros de historieta. Hay editoriales pequeñas o independientes que están editando muy bien, como Llanto de Mudo, por ejemplo. No conozco la verdad cómo está el panorama del cómic español pero supongo que no debe estar tan mal. A Argentina llegan unas ediciones muy lindas. En cuanto a las diferencias, no tengo experiencias en el mercado español salvo con la editorial que edita La Calambre, La Cúpula, y que ha sido muy positiva, de mucho respeto.

 

P: ¿Estás trabajando en algún proyecto en la actualidad?
R:
Trabajo en historietas semanales para algunos medios de prensa, y con mi socio, el guionista Federico Reggiani, estamos empezando a trabajar en un nuevo libro sobre una invasión extraterrestre. Recientemente hemos terminado otra historieta, que salió como miniserie en la revista Fierro, se llama Tristeza y es una historia postapocalíptica: una enfermedad de las vacas se traslada a los humanos y aniquila a casi todo el mundo. Es la historia de un grupo de personas que subsisten en las afueras de Buenos Aires. Y tenemos muchas ideas para los próximos 10 años, porque confiamos mucho en nosotros y en el devenir del mundo. Queremos hacer un libro por año.

 

P: También ejerces la profesión de profesor del noveno arte, ¿con qué facetas disfrutas más, la enseñanza o la propia creación?
R:
Son cosas diferentes. Hace unos años me dedicaba más a la docencia, pero lo fui dejando de a poco por diversas razones. Por suerte surgieron más trabajos de dibujo o historieta como para tapar el bache económico. Ahora sólo me queda un curso y lo disfruto muchísimo. Logré un balance y en el equilibrio está la felicidad, como dijo uno hace unos años.

 

P: En Argentina también trabajas como caricaturista, ¿es muy diferente ese trabajo del de autor de tebeos extensos como la Calambre?
R:
Trabajo para un portal de noticias en Internet ilustrando columnas de opinión, que suelen ser de política, economía o cultura. Muchas veces tengo que hacer caricaturas de personajes reconocidos y eso me encanta. La caricatura para mí es un desafío, un aprendizaje. Y eso lo hago diariamente, dos o tres ilustraciones cada día de lunes a lunes. Es un entrenamiento intensivo, y yo necesito estar activo todo el tiempo. El trabajo como dibujante de historietas largas no es tan diferente, solo que la disciplina se la pone uno: hay que hacer tantas páginas por semana o por día para llegar a una fecha de entrega, sea para una revista o para una editorial. No fue el caso de La Calambre, para la que tardé más, pero siempre hay excepciones a la regla, ¿no?

 

P: Por último, somos un medio online y nos gustaría saber qué te parece Internet como medio de difusión, ¿crees que beneficia o perjudica al mundo del cómic?
R:
Internet es maravilloso. Da una oportunidad de difusión que el papel no da con tanta facilidad. Gracias a Internet, por ejemplo, tengo trabajo. De hecho, como les decía, trabajo en un portal de Internet, además de en otros medios impresos. Y creo que beneficia al mundo del cómic porque es un medio para que muchos autores se den a conocer. Y partir de ahí pueden surgir trabajos para otros medios. Internet da visibilidad, y si no nos visible, es mas difícil subsistir en este medio, al menos eso creo yo.

 

Agradecemos a Ángel Mosquito el tiempo dedicado a esta entrevista y os recomendamos encarecidamente esta obra, la Calambre, que supone un soplo de aire fresco y os animamos a que echéis un vistazo a su blog www.granjerodejesu.blogspot.com, donde podréis encontrar otros trabajos de este reputado autor argentino.

 

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