Fernando Cayo es un actor con una consolidada carrera en cine, teatro y televisión, medios que ha ido compaginando de forma incansable y con el mismo éxito. Ahora en cines, que es lo que nos interesa a nosotros, está en cartel con dos películas que demuestran la buena salud de nuestro cine: Secuestrados y 23-F. Es sobre esta segunda película, 23-F, por la que charlamos con él, para que nos contara algunos de los aspectos más destacados de la producción y -cómo no- para descubrir cómo ha evolucionado su interpretación del rey Juan Carlos, papel que ha interpretado -con esta- en tres ocasiones.
Pregunta: Es la tercera vez que interpretas el papel de Juan Carlos I, al enfrentarte a este proyecto ¿has intentado ir por otro camino o has aprovechado la base que tenías del personaje?
Respuesta: Si, digamos que hay una esencia que permanece. Pero cada acto es distinto, sobre todo porque los guiones y directores son diferentes y eso marca la diferencia. En este caso hemos intentado acercarnos a la parte más humana, más pequeña si quieres, más de trato cotidiano, alejarnos un poco del personaje épico de tragedia. Hacerlo un personaje muy humano que desde comienzo muestra su cotidianeidad y su debilidad. Porque, aunque sea un hombre de estado que está acostumbrado a someterse a distintas tensiones, al comienzo tiene que sentir perplejidad y miedo por lo que está ocurriendo como cualquier persona. Y un poco lo que se presentaba en esta ocasión era, que por una parte, la gente siempre habla de él como que en esta noche estuvo muy tranquilo, muy calmo y de buen humor, pero evidentemente algo pasaba por dentro. Ese territorio, el de la imaginación emocional del personaje, es quizás, el que he trabajado más en este caso.
P: Es además, la segunda vez que coincides con Ginés, también haciendo de Adolfo
R: Si, en ese caso precisamente Adolfo Suárez se basaba mucho en la relación de amistad entre los dos personajes. En este caso no había contacto porque esta noche, digamos, estaba aislado el «mundo Congreso» y el «mundo Zarzuela», ¿no? Aquí se muestra más la relación con Sabino y con Cotoner que interpretan estupendamente Mariano Venancio y Fermín Reixach.
P: El proyecto comenzó hace tres años, ¿cuándo entraste tú a formar parte de él?
R: Bueno, cuando empiezan a plantearse el tema del casting me dijeron: «Bueno, no sabemos si ofrecértelo, porque como ya lo has hecho dos veces, lo mismo no quieres hacerlo una tercera…«. Y la verdad es que al principio no estaba muy interesado, pero en cuando me leí el guión de Joaquín Andújar decidí que lo iba hacer porque es un guión muy bueno que mantenía un pulso dramático excelente y me apetecía hacerlo. Además, el rey y la faceta que se mostraba me interesaban porque no era un planteamiento mariqueo ni nada ñoño. Había posibilidad de mostrar esa faceta humana de una manera bonita.
P: Más allá de tu personaje, ¿qué es lo que más te interesa de la película?
R: Lo que me interesa es que esto es una gran película, es un gran show, es un thriller político, como dice Chema de la Peña, y eso es lo que me interesa a mí, no me interesa que me hagan pedagogía sobre el 23-F, me interesa que me cuenten una película con ritmo, que me entretengan, que me mantengan y que me cuenten un poco como vivieron esos personajes en primera persona su vivencia de esa noche. Yo creo que eso está en la película. Me interesa esa credibilidad, que yo entre al Congreso con Tejero y vea una atmósfera absolutamente real y creíble. Y sobre todo me interesa el ritmo. Chema tenía una película en mente que es JFK y yo creo que ha conseguido contar un thriller político con muy buen tono y con muy buen ritmo y que la gente la va a disfrutar y le va a entretener como película, que es lo fundamental.
P: Un thriller político, pero los políticos en sí están como en un segundo plano. Quien lleva el peso son Tejero, Armada y el rey…
R: Hombre, porque realmente los que resolvieron aquella noche fueron esas tres fuerzas, los que estaban en juego eran, por una parte el rey, y por otra parte los militares. Esa noche se jugó con esa baza y eso es lo que se cuenta, porque los políticos estaban inmovilizados en ese momento en el Congreso. Se cuenta la tragedia personal de ese Carrillo, de ese González, de ese Guerra que están aislados en una habitación como los más peligrosos, entre comillas. Ahí se ve que realmente la democracia en ese momento pasó de ser un mecanismo de poder medieval a ser el servicio de libertad de las personas, eso es lo que se cuenta en la película y se cuenta de una manera vibrante a través de la acción de esa noche que la llevan, por supuesto, los militares, que eran los que estaban en los tanques montando las metralletas y disparando en el Congreso.
P: Volviendo a lo que es el personaje de Juan Carlos, últimamente se han hecho muchas versiones, ya sea en películas o en series y, al menos desde fuera, algunas da la impresión que caen en la caricatura. A la hora de enfrentarte nuevamente al personaje sabiendo que va a estar todo el mundo pendiente de cómo lo vas a hacer, como no lo vas a hacer, si vas a imitar más o menos su voz. ¿impone un poco de respeto?
R: Este es uno de esos trabajos que te los pone de corbata, eso ya te lo puedo decir. La primera vez que me lo ofrecieron mucho más. Hombre, cuando ya es la tercera y más o menos tienes un trabajo contrastado por los compañeros, por la prensa y por la gente, vas más tranquilo. Sobre la primera pregunta que me hiciste, sí que quería afinar porque no siempre tienes oportunidad de, como en el teatro cada noche, ir revisando el trabajo y perfeccionando y en esta ocasión lo podía hacer. Pero con respecto al trabajo de otros compañeros, yo veo mi propio trabajo para analizar científicamente cómo lo estoy haciendo para poder mejorar lo que hago y veo lo de los demás. Vi el trabajo de Puigcorbé y el de Lluís Homar. Lo veo, contrasto, veo lo que me gusta y lo que no me gusta. Y con respecto a las opiniones te puedo decir que tanto para bien como para mal, cuando un actor está bien o está mal, hay que recordar al público, a la gente, a los periodistas, que siempre hay detrás un guión y siempre hay detrás un director y un productor. Cuando un actor está muy bien en una película es porque ha tenido un buen director y porque ha tenido un buen guión detrás. Sin esas dos cosas nosotros no podemos trabajar. Entonces, cuando alguien hace un trabajo malo hay que recordar que hay un director que dio el visto bueno a esas tomas. Y estamos hablando de actores que tiene una trayectoria muy amplia y muy contrastada a sus espaldas. Si alguien considera, bueno, que seguramente habrá mucha gente que le ha gustado, pero si considera que alguien ha dado un patinazo la responsabilidad no es solo suya.
P: ¿Crees que puede haber alguien que no esté conforme con lo que se cuenta en la película?
R: Hombre yo creo que no puede haber nadie que considere que lo que se cuenta en la película no es correcto porque ha habido un estudio tan profundo por parte de Joaquín Andújar, por parte de producción y por parte de cada uno de nosotros que es que lo que se cuenta es lo que hay, porque además se sabe, porque hay mucha información sobre el tema. Otra cosa es que tú puedes optar por poner la cámara en un sitio o en otro; una película no puede contar todos los puntos de vista. Aquí se cuenta uno que es sobre todo el desarrollo, el encontronazo entre la parte armada y la parte de la Zarzuela. Otra película que venga, contará, pondrá la cámara en otro sitio, pero lo que se cuenta es lo que hay. Yo la única cosa que echo de menos es el papel del CESID en todo esto, que a mí me hubiera gustado que estuviera, pero bueno, el guión no lo he escrito yo (risas). Porque ahí tuvo… además habiendo documentos sobre el tema se van sabiendo más cosas, aportaría un dato más sobre quién fue… ese coche que conducía al autobús al Congreso y el papel de Cortina en toda esta movida. Y eso es lo único que me falta en esta película, pero ya te digo que es que no se puede contar todo.
Fotos: MANU ZAPATA
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