Actriz, guionista y directora, Natalia Mateo llega a los Goya con Ojos que no ven, un «penúltimo» trabajo tras las cámaras (el cual podéis ver al final de la entrevista) que le está reportando excelentes críticas de profesionales y público y por el que hemos querido charlar con ella.
Pregunta: ¿Cómo recibiste la nominación? ¿Cuáles fueron las primeras sensaciones?
R: No me lo esperaba, de verdad, mi quiniela era otra. La nominación fue de mucho nervio, eso fue como lo más, que yo pensé que me iba hacer ilusión y no, de pronto fueron nervios puros del dolor de tripa y estuve todo el día encajando. Y al día siguiente sí, quedar con amigos, celebrar y ya más de lo normal, pero el primer día fue muy raro.
P: ¿Cómo te enteraste de la nominación? ¿Te llamaron antes, te enteraste con todo el mundo?
R: Pues mira, la noche anterior cuando empezaron a llamar amigos para desear suerte, yo no estaba nada conectada, como pensaba que no… Pues empezaron a llamar amigos como, «qué tal estás, buenas noches, que duermas bien«, y de pronto me vi, y digo: «pero voy a ser una lerda, delante del ordenador, yo sola, viendo el directo, esto no puede ser«. Entonces llegó un momento que a todo el mundo que llamaba le decía «te invito a desayunar«. Y al final se improvisó un desayuno aquí en casa y lo vi con gente, menos mal. Menos mal porque el ataque de nervios ese me da a mi sola.
P: ¿Has podido ver los otros cortos nominados?
R: Sí, el nivel es excelente.
P: Ya centrados en tu corto, Ojos que no ven, ¡menudo reparto con el que cuentas!
R: Sí, la verdad que tengo la suerte de llevar muchos en la profesión como actriz y también como directora, pero que al final yo ya estoy tirando de amigos. Yo entiendo que es un elenco muy vistoso cara a la galería, pero para mí es un elenco ideal. Pero además, lo tengo relativamente cercano y entonces, claro, al final, pues uno te lo hace como un favor, otro porque le gusta tu trabajo, otro porque este corto le parece especial… Pero es verdad que todos me han cogido el teléfono y todos han estado encantados y encantadores. Sí, soy una afortunada. Tengo un elenco que no me lo merezco.
P: Entiendo que resultó sencillo convencerles.
R: Si, la verdad es que sí, que fue relativamente sencillo. Luego lo difícil es cuadrar las agendas de esas 10 personas, imagínate. 10 personas ya es difícil, pero aparte estos ya trabajan muchísimo.
P: A la hora de dirigir, entiendo que para alguien con formación actoral es más sencillo o cuenta con más recursos que los directores que no.
R: Yo creo que todos los directores deberían hacer sus pinitos en interpretación porque hay que partir de la base de que cuando un actor está en un set o en unas tablas está vulnerable y hay muchísimos directores que no lo saben. No saben eso y dirigen como en general. Creo que cada actor tiene su vulnerabilidad y su fragilidad y creo que la empatía es de las características más importantes que debería tener un director. Es verdad que esa empatía es más fácil si la conoces, si tú te has sentido actor y despistado y no saben lo que quieren y te asustas. Sí, la interpretación es una base buenísima para dirigir actores.
P: El corto me parece muy divertido, con un sentido del humor muy particular, pero ¿crees que habrá gente que no pueda llegar a encajar ese sentido del humor?
R: Bueno, yo creo que es un sentido del humor incómodo. Eso de que te hagan reír a tu pesar con temas como la muerte o con temas como las rencillas familiares, en fin, es incómodo. No sé, yo simplemente quiero hablar de la familia, en este caso, el entorno ha sido pues una muerte, pero en realidad lo bonito del corto es el retrato del cuidado a la familia. Yo sí entiendo, en el caso de mi cortometraje, que no se le cuente a la abuela que el abuelo ha muerto el día de Nochebuena, ya se lo contamos mañana. Lo que sí intento es retratarlo sin ningún juicio moral y creo que eso hace que sea incómodo. Pero bueno, es verdad que mucha gente sí conecta con ese humor y agradece mucho reírse de las miserias.
P: Me hace mucha gracia por ejemplo cuando dicen que el personaje de Esther está con el abuelo y Luis Callejo le dice a los niños que no pueden hablar con ella.
R: Sí, son esos líos, pero eso lo hemos vivido todos, cuando estás yendo a casa de tus tíos en Nochebuena y de pronto cuando estás llegando tu madre te dice: «De la tienda no se habla«. De lo que sea, siempre hay un par de temas que tu madre te recuerda que de esto no. «Al tío no le preguntes por…» Yo creo que de eso es precisamente donde la gente se ríe, que todo el mundo tiene temas vetados en Nochebuena. Vamos, que está todo bien, pero hay un par de cositas de las que no se hablan.
P: La clave del corto entiendo que está en que las situaciones, aunque llevadas un poco al extremo, son cotidianas, se dan en todas las familias.
R: Yo creo que es eso lo que ha quedado aquí, lo que para mí era lo importante de retratar. Pero además creo que es lo que llega, que todo el mundo se siente un poquito identificado, o bien con la cena; yo para mí, por ejemplo, hay una frase que es mi pequeño homenaje a la crisis que es… «¿te acuerdas cuando la cena era a base de angulas?» Esa frase, muy parecida, se ha dicho en todas las cenas de este año: «¿Te acuerdas cuando…?» Pues bueno, son pequeñas cositas que tú como guionista las sueltas ¿no?, pero que están ahí para que si no te has sentido identificado con la abuela, te sientas identificado con este que es loser, o te sientas identificado… son como pequeñas cositas que van agarrando un público que no sabe porqué al final les gusta.
P: ¿Era imperativo hacerlo en el contexto de Nochebuena? ¿O se podría haber trasladado a cualquier evento familiar importante?
R: Sí, lo que pasa es que yo creo que la Nochebuena en España sigue siendo muy simbólica, es una noche en la que por cojones, si no estás con tu familia eres la oveja negra. Para mí era muy importante que las ausencias fueran sonadas, porque en el corto la ausencia que hay, por ejemplo, de la mujer de Canco, que se hace referencia a ella cuando dice que hay que contar lo de Maite, «Qué yo no puedo contar lo de Maite, que a Maite la quiere mucho«. Ese momento, por ejemplo, es muy difícil de justificar la ausencia de un familiar en Nochebuena, es tema de conversación. Cuando uno no va en Nochebuena ya sabe que van hablar de él un rato. Entonces, yo creo que la Nochebuena era importante para eso porque no hay otra noche en España que justifique, o sea, que sea un bomba que alguien no venga.
P: ¿Hay mentiras buenas y malas? Es decir, ¿hay mentiras piadosas o todas se han de medir por el mismo rasero?
R: Yo creo que muy poca gente miente por el placer de mentir. Aquí todo el mundo miente amparado por algo: o en la vergüenza o en el cuidado al otro que no puede estar bien o puede estar mal. Yo no quiero hacer un juicio sobre ello, pero sí realmente creo que nadie miente per se. Creo que la mentira siempre lleva una carga. La vergüenza suele ser habitual, la vergüenza, no decir una verdad por no enfrentarte o por evitarte incluso una conversación. Entonces, yo creo que en ese sentido la mentira es casi siempre piadosa. Puede ser piadosa para con otro o piadosa con uno mismo, siempre está intentando salvaguardar algo.
P: ¿Proyectos? Sé que estás ahora con una obra que vas a dirigir.
R: Sí, estoy dirigiendo un musical, en el Teatro Rialto, y con mi película, o sea, estoy ahí a full.
P: Para los Goya, ¿sabes con quién irás acompañada, ya lo tienes todo preparado o vas dejar un poco a que se acerque la fecha?
R: Pues mira, solo sé con quién voy a ir. Voy a ir con una de mis actrices, con Esther Ortega, que lo lleva pidiendo desde que rodamos. Estábamos rodando y decía: «Yo voy contigo a los Goya» y yo le decía: «Pero tía, cállate, que mal rollo me estás dando«. «A los Goya vamos juntas«. Es una mujer muy optimista y ella siempre dice que le gusta un premio más que a nadie, se divierte mucho con estas cosas y desde el primer momento dijo que este corto iba a los Goya y tal. Y se lo ha ganado porque tiene un tesón y una energía. Vamos, yo creo que estamos en los Goya porque ha rezado.
P: Pues a ver si os trae suerte en la gala.
R: Ojalá, ojalá. Lo que no sé es, por ejemplo, lo que todo el mundo te pregunta de que te vas a poner, no tengo ni idea de nada. No tengo tiempo, ya lo veré, la semana misma ya veré que me pongo.
Sinopsis de Ojos que no ven: Todas las familias guardan secretos y mentiras; y todo el mundo se plantea alguna vez soltarlo todo.
Pero ¿cuándo hacerlo? ¿cómo? ¿uno a uno? ¿de golpe en una reunión familiar? Hoy, el día de Nochebuena, no parece el mejor momento. En Nochebuena hay que disfrutar, porque viene Papá Noel, porque hay niños. Esta noche los secretos son a voces y la mentira flota en el ambiente. Pero aún así, qué más da una mentirijilla más, será la última. Mañana, sí, mañana ya se lo contamos todo. De momento, abuela, feliz navidad.
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