Entre el anuncio de la adquisición de la licencia y su posterior publicación pasaron nada menos que cinco años. Norma Editorial dio la noticia en 2019, pero por diferentes circunstancias (derivadas mayormente de las validaciones por parte de los licenciantes japoneses) no fue hasta finales de 2024 que Sailor Moon pudo volver a nuestras librerías (años atrás, además de Norma, Glenat fue la encargada de publicar la colección en España) en una edición que justifica esta larguísima espera.
«¿No te acuerdas de mí?»
Bajo la etiqueta de Eternal Edition, la obra más famosa de Naoko Takeuchi, se presenta en formato tapa dura, tamaño equivalente a un A5 (kanzenban), páginas a color (las que indican el comienzo de cada capítulo) y un gramaje de mayor grosor poco habitual, más propio del cómics europeo que del manga o del cómic norteamericano. Para hacerla perfecta (si nos ponemos a pedir) solo ha faltado la inclusión de algún tipo de material extra en forma de bocetos o detalles sobre el proceso creativo.
Estos primeros dos tomos, el origen de todo, componen lo que vendría a ser la primera temporada, también de su equivalente anime. Eso sí, si visteis la serie de dibujos original encontrareis no pocas diferencias en estas páginas. Sobre todo en lo referente a algunas relaciones y la forma en la que suceden algunos acontecimiento; pero los acontecimientos en sí, el conflicto principal, es el mismo en ambas versiones. Es, pues, una forma ideal de (re)descubrir a Sailor Moon y comprobar cómo las historias cambian y crecen según el formato en el que las disfrutamos.
Es cierto que el paso del tiempo ha hecho algo de mella y algunos de los modos de Takeuchi como narradora quedan algo anticuados, sobre todo en lo relativo a las caracterizaciones y la cadencia de los hechos, excesivamente atropellados en algunos momentos. Sobre todo en el primer tomo, hasta que nos habituamos a los personajes y sus diferentes relaciones. La mangaka presenta una historia que resulta muy caótica, con sus protagonistas jugando a las dobles identidades cuando aún apenas los conocemos y con una disposición de viñetas que generan confusión en escenas donde predomina la acción, en ocasiones no queda claro qué está sucediendo.
La cuestión de los personajes se solventa a medida que avanza la trama. La cuestión del dibujo, concluido el segundo tomo, parece que será algo que nos acompañe en adelante. Es en el segundo tomo donde Takeuchi toma el pulso a Usagi y el resto de protagonistas, principalmente porque decide hacer un alto en el frenético ritmo de la historia y aborda la explicación sobre quién es Sailor Moon y el Reino de la Luna, creando a su alrededor toda una mitología en torno a dos reinos hermanados, poderes ancestrales y reencarnaciones.
Parece que no, pero Sailor Moon muestra un mundo muy intrincado y lleno de aristas, por eso el arranque puede hacerse un tanto denso o caótico. La autora tarda en darnos las herramientas para entrar en la historia, casi tanto como a la pobre Usagi, que se pasa buena parte de la aventura viéndolas venir y sufriendo sin saber realmente el porqué. Pero ¡ay! Una vez disponemos de dichas herramientas y, más importante, la acción logra centrarse, la historia va ganando enteros hasta atraparnos por completo. Quizás el factor nostalgia y el referente televisivo juega en nuestra cuenta y lo que necesita este manga es que le demos su espacio para mostrar su potencial.
Redefinición del género iniciado décadas atrás (en los 50) y que en los 70 tomó su primer gran impulso gracias a la influencia del movimiento feminista de aquella época y del trabajo de autores como Go Nagai -que empezaron a explorar el género de las magical girls orientándolo a otras demografías (su Cutie Honey se enmarca en el seinen)-, Sailor Moon se convirtió en los 90 en el modelo a seguir al revolucionar muchos de los códigos asumidos y reformular ideas ciertamente conservadoras. Las más destacadas son la presencia de personajes masculinos como apoyo de las heroínas y no como protagonistas y la adopción de tropos de los henshin heros y del tokusatsu (tradicionalmente vendidos al público masculino) vigorizando a su vez el uso de la moda y maquillaje, alejándolos de su concepción como aspectos de una feminidad vulnerable o desvalida.
Así que su apariencia coqueta no os engañe, Sailor Moon es una de las obras capitales del manga de finales del s.XX. Ejemplo de cómo revolucionar y redefinir un género y hacer crecer toda una industria. Y ahora, gracias a Norma Editorial, podemos descubrirlo con nuestros propios ojos en las mejores condiciones posibles.

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