Alicia en el País de las Maravillas: Un Tim Burton «A LO GRANDE»

 

Titular Tim Burton ha vuelto a revolucionar el mundo del cine alzándose en los primeros puestos de la taquilla. Y no es de extrañar, pues su último largometraje, Alicia en el País de las Maravillas, ha hecho eco entre sus más fieles seguidores. Tal y como su protagonista corre despreocupada detrás de un fantasioso conejo blanco, los admiradores de este director de moda se avalanchan a por entradas para el gran estreno para sumergirse, ellos también, en mundos donde los sueños y las pesadillas se entremezclan para dar vida a los más ilustres personajes. Una vez más, pues, Tim Burton consigue que el espectador pueda formar parte de esas películas tan irreales creadas por un cerebro locamente original.

Sin embargo, a pesar de tanta creatividad en sus obras cinematográficas, nuestro director se ha quedado algo atrás en ese mundo nuevo del 3D, que no ha sido lo suficientemente ingenioso y práctico como para mostrarlo con tanta publicidad. La tridimensionalidad, pues, ha sido un tanto nefasta, pero siempre con algo de esperanza para la siguiente producción.

Tim Burton vuelve a ofrecernos, una vez, a un Johnny Deep en un original papel, ésta vez como el Sombrerero Loco. Pero quizá Depp se ha metido demasiado en un personaje algo acostumbrado al mundo de la independencia, donde la locura y la opinión propia invaden sus pensamientos. Desde un chiflado Willy Wonka en Charlie y la fábrica de Chocolate, o incluso, fuera de Tim Burton, un loco pero inteligente Jack Sparrow, en Piratas del Carbie, Johnny Dep deja a sus seguidores, quizá, con un melancólico recuerdo, y un deseo por recuperar a aquel Edward amable y sincero, con una atractiva simpatía no forzada, en Eduardo Manostijeras. Por tanto, Johnny Depp vuelve a ser un Willy Wonka y un Jack Sparrow, ésta vez disfrazado del gran personaje con un gran sombrero con una gran afición al té.

 

TitularPero la magia la muestra nuestra protagonista principal, Alicia, encarnada por Mia Wasikowska, que por fin da ese salto que tan ansiosa esperaba para alcanzar un hueco en el mundo de la actuación cinematográfica. Y no lo ha hecho mal. La señorita de cabellos de oro y una gran capacidad soñadora deja claro que el mundo del cine es lo suyo y que, por muy corta edad que tenga, supera a muchos de aquellos que llevan una larga temporada en esto de las grandes películas. Mia Wasikowska persigue sin dudarlo a un conejo blanco, y nos deja sumergirnos con ella en un mundo de ensueño, nos permite vivir sus aventuras y, por supesto, nos ofrece afrontarlas, temerlas y reírnos con sus personajes, como si fuésemos nosotros los que cruzamos esa pequeña puerta en busca de una plácida y agradable historia.

La historia, que pretende versionar una segunda parte del libro de Lewis Carroll, entremezcla, sin embargo, momentos de ambos escritos, con la extrema originalidad a la que Tim Burton nos tiene acostumbrados. Un comienzo sin preámbulos. Un desarrollo con todos los ingredientes para un mundo de aventuras. Y, por último, un desenlace simple, conciso, pero suficiente. Una vez más Tim Burton se ha ganado un paseo por la auténtica alfombra roja.

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