Un año después de su estreno, por fin podemos disfrutar en España de Another Year, el nuevo trabajo de Mike Leigh (El Secreto de Vera Drake, Topsy-Turvy) y una brillantísima joya dentro del panorama cinematográfico actual.
Tom y Gerry, una roca en el océano:
Another Year gira en torno a Tom (Jim Broadbent) y Gerry (Ruth Sheen) y a su relación con sus amigos y familiares. El tratamiento de la historia es muy curioso, ya que los protagonistas actúan más como un pilar central y un punto de referencia para las historias del resto de los personajes que como los portadores del peso de la trama. Así, este entrañable matrimonio actúa como un pequeño asidero en mitad del océano de frustraciones y desesperanzas que mueve a los demás participantes de este drama.
Lograr este efecto no es sólo mérito del excepcional guión de Leigh (que le valió una nominación al Oscar el año pasado), sino también de las maravillosas interpretaciones de Jim Broadbent (el profesor Slughorn de las últimas entregas de Harry Potter) y Ruth Sheen. Además, ambos pertenecen a la galaxia de actores que suelen acompañar al director inglés y con los que más a gusto se siente (en cinco ocasiones han coincidido Leigh y Sheen y en cuatro con Broadbent) y eso se traduce en una naturalidad en las interpretaciones que da verdadero gusto. El espectador tiene la impresión de ser un testigo invisible de los devenires de esta familia londinense.
Cuatro estaciones:
Otro de los grandes aciertos de la película es su estructura. La historia de Another Year se extiende a lo largo de un año y se cuenta en cuatro capítulos: uno por cada estación. Se trata de cuatro escenas, cuatro momentos para recordar en un año en la vida de la pareja protagonista: una primavera lluviosa y repleta de esperanzas, un verano en que compartir con los amigos y en el que la compañía hace las veces de espejo de nuestras carencias, un otoño en el que la llegada del frío pone fin a nuestros sueños y un invierno que es fin y, en cierto modo, marca un nuevo comienzo.
Leigh nos muestra el componente cíclico de cada una de nuestras vidas y lo enfoca desde una manera realista… pero dulce y optimista a la vez. La vida de cada personaje es una pequeña tragedia en sí misma, pero ninguna tragedia es irremediable y el director nos muestra las salidas, dejando a sus personajes la opción de elegirlas, en este o en el próximo ciclo.
En resumen:
Una película imprescindible. Realista y dulce, Leigh pone sobre la mesa dramas muy mundanos, pero los hace tan atractivos que nosotros, los espectadores, no podemos sino rendirnos y saborear cada minuto a la espera del desenlace.
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