La boda de mi mejor amiga es, sin duda, la sorpresa de este verano. Con un presupuesto de unos 30 millones de euros lleva ya recaudados más de 200 millones en todo el mundo y durante su primer mes en EEUU (allí se estrenó en mayo) no bajó del «Top 5» de la taquilla. Ante unos números así, las expectativas ante lo último de Judd Apatow (como productor) eran bastante altas. Y no han defraudado.

Y eso que tiene que competir contra la etiqueta de «comedia para mujeres». ¿Una comedia sobre las desventuras de una dama de honor para preparar la boda de su mejor amiga? Dicho así, la historia no resulta especialmente atractiva y uno se espera la típica historia melosa sobre el romanticismo empalagoso y la amistad incondicional. Nada de eso.

La película huye del «legado» de este tipo de comedias y se destapa como una propuesta con personalidad propia. Una personalidad gamberra, cínica, divertida y con un claro mensaje: todo depende de la actitud.

La vida de Annie (Kristen Wiig) no pasa por su mejor momento, ni laboral ni personalmente, y su único motivo de alegría es ser la dama de honor de su mejor amiga (Maya Rudolph), pero… si no tuviera suficiente con su madre, su compañero de piso, su amante y su trabajo , le toca librar una auténtica guerra fría con Helen (Rose Byrne), que aspira a convertirse en dama de honor y mejor amiga de Lillian. Dicho así, suena mucho mejor.

La reina de la función es Kristen Wiig, bien escudada por Maya Rudolph, que lleva a su personaje a realizar un accidentado viaje en el que redescubre que es lo importante en la vida. Viéndola en acción uno se pregunta por qué se prodiga tan poco en roles protagonistas y por qué muchos hemos tardado tanto en descubrirla.

Pero Kristen no está sola y junto a Maya explota la vis cómica adquirida tras años en el Saturday Night Live y la complicidad existente entre ellas. A estas se une un completo grupo de amigas que puede presumir de todo menos de normalidad.

La boda de mi mejor amiga está repleta de situaciones y escenas que son, simplemente, desternillantes, pero también es cierto que algunos chistes pecan de regodearse en exceso, perdiendo parte de su gracia y le sobra algo de metraje, siguiendo la tónica general del cine de Apatow. Pero donde no hay discusión es en que las carcajadas están aseguradas.