Margin Call

Margin Call: Enterrando una Era

Pensad lo siguiente: Si un director/guionista novel propone una idea y actores de la talla de Kevin Spacey, Demi Moore y Jeremy Irons (entre otros) dicen que sí, el guión, al menos, debe ser soberbio. Con esta idea, pero con el ligero resquemor de una productora pequeña y un tema muy trillado durante el último año, nos hemos acercado desde la redacción a ver Margin Call, de J. C. Chandor. La impresión que nos ha dejado la cinta no ha podido ser más positiva.

 

 

Kevin Spacey en Margin Call

 

 

Un punto de vista diferente:

 

Una de las dos grandes bazas que presenta Margin Call para hacerse con la taquilla pasa por la elección del punto de vista desde el que se enfoca la actual crisis económica. En los últimos meses hemos podido ver cómo se analizaba la hecatombe de los mercados desde un punto de vista objetivo y documental (Inside Job, Vamos a hacer Dinero…), desde el punto de vista de los afectados (The Company Men) e incluso desde el humor (Los Otros Dos) Esta vez el protagonista es el “enemigo”, los tiburones de Wall Street que, por convertir la deuda en paquetes intercambiables y jugar con un dinero que no se tenía (cosa que, curiosamente, no ha cambiado un ápice en los últimos años), provocaron una de las peores crisis que recuerda la economía, mientras ganaban millones en el proceso.

 

Chandor ha hecho con esta película un enorme trabajo para explicarnos los escalafones en una de estas empresas de especulación. Desde los analistas de mercado y riesgos hasta los gurús económicos. Lo interesante es la personalización que nos hace el director y guionista de los responsables, cómo cuanto más alto se escala en la jerarquía peor vistos son los escrúpulos hasta el punto de convertir a la cabeza de la empresa en una especie de semidiós que contempla el mundo de los simples mortales desde lo alto de su torre mientras justifica sus acciones con las leyes naturales de la economía.

 

 

Demi Moore en Margin Call

 

 

ACTORES con mayúsculas:

 

Lo que os he contado hasta ahora puede pasar por una película densa de temas complicados, cosa que no puedo negar completamente. Entonces, ¿por qué Margin Call es una película que debería ser vista por el gran público?

 

Aparte de que cualquier tipo de nuevo conocimiento enriquece, por denso y complicado que sea, la otra gran baza de este filme son las fantásticas interpretaciones de los aún más fantásticos actores que pueblan la cinta y que se mueven por parejas. ¿Por dónde empezar? Por un lado están las estrellas consagradas: un Jeremy Irons terrorífico que encarna a John Tuld, un tiburón en todos los sentidos de la palabra y cuya escena comiendo mientras el cronómetro para el fin de una era se pone en marcha deja helado al espectador; Kevin Spacey y Stanley Tucci, por su parte, interpretan a hombres consumidos por las dudas sobre el sistema y que reaccionan de dos maneras bien distintas. La cercanía en edad de ambos actores refuerza la impresión de que son dos caras de la misma moneda.

 

Por otra parte tenemos a la pareja Demi MooreSimon Baker, Baker ha alcanzado el status de estrella internacional a raíz de su protagonismo en la serie El Mentalista y es precisamente el carácter de su más famoso personaje el que sirve de base para construir a Jared Cohen, uno de los cerebros (ficticios) tras la crisis junto con Sarah Robertson (Moore), que, nuevamente, representa la ‘cara B’ de su compañero de reparto.

 

Por último se ha de señalar a Zachary Quinto (Héroes, Star Trek), Penn Badgley (Rumores y mentiras, Gossip Girl) y Paul Bettany (El Código Da Vinci, El Sicario de Dios). Los tres escenifican el escalón más bajo de la cúpula y representan el cerebro sobre el corazón (Quinto), la pasión sobre la razón (Badgley) y el relevo generacional, el próximo “tiburón” (Bettany) Además suponen un punto de contacto entre los espectadores y las altas esferas de Wall Street, lo cual es de agradecer en una cinta con tanto villano y sin héroes.

 

 

Zachary Quinto en Margin Call

 

 

En resumen:

 

No nos engañemos. Margin Call es una película densa, dura, pero también es un maravilloso ejercicio de interpretación por parte de sus protagonistas y un espectacular análisis de la actual crisis desde un punto de vista muy poco usual. Muy recomendable.

 

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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