La situación actual no está como para tirar cohetes: crisis, desmotivación, una sociedad sin rumbo… Ante un panorama como este comedias optimistas como Intocable (Olivier Nakache y Eric Toledano, 2011) están haciendo su agosto al permitirnos olvidar por un momento nuestros pesares y hacernos mirar con algo de optimismo al futuro. Algo parecido pasa con el nuevo trabajo de Ken Scott (La Gran Seducción). Starbuck es una comedia que irradia buen rollo y que hace salir al público de la sala con una sonrisa en los labios y ganas de parecernos un poco, sólo un poco, a David Wozniak.
Nuestro protagonista, que interpreta maravillosamente Patrick Huard (Funkytown), es hijo de emigrantes polacos y trabaja en el negocio familiar, una carnicería que regenta su padre y en la que él hace las veces de repartidor. Los Wozniak representan a la familia tradicional, la que muchos de nosotros hemos conocido de siempre, con un patriarca viudo y unos hijos siempre peleados pero unidos por unos lazos indestructibles.
Lo que esta película nos propone de una manera tan exagerada (aunque parece ser que se inspira no en uno, sino en varios casos reales canadienses) constituye justamente el paso evolutivo que la sociedad ha dado. Por un lado vemos como la novia de David (Julie LeBreton) se plantea criar en solitario al bebé que lleva en su vientre, por el otro el propio David madura de golpe al darse cuenta de su paternidad… multiplicada por 500. Estas dos situaciones no son sino una excusa para hablarnos del fenómeno de las familias monoparentales, tan al uso ahora, pero dejando claro que lo más importante, más allá del término de mamá y papá, es el cariño profesado por la o las figuras que nos han ido guiando en el camino a la vida adulta.
Y es que es cariño lo que desprende esta cinta por los cuatro costados. El personaje de David ha cometido y comete infinidad de errores, algunos de ellos terribles, pero Scott logra que le vayamos queriendo más y más conforme el metraje va avanzando. Porque «Él es así. Si aprendes a convivir con su infinidad de defectos, podrás vivir momentos increíblemente dulces«.
La película ha tenido un enorme éxito en la taquilla de su país natal y ha ido cosechando premios por todas partes (entre ellos el de Mejor Actor y Mejor Director Novel en la Seminci de Valladolid). Es más, DreamWorks ha comprado el guión con vistas a un remake estadounidense que dirigiría también Ken Scott. Ahora llega a nuestro país con la intención de hacernos sonreír y demostrarnos que muchas más veces de las que creemos el cariño es más poderoso que un puñado de euros.
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