¿Qué hacer si una película resulta ser espantosa pero funciona medio decente en taquilla? Una secuela, por supuesto. En 2008 Brendan Fraser, Josh Hutcherson y Anita Briem nos hicieron pasar 93 minutos de auténtica vergüenza en una película cuyo único aliciente era el uso del 3D de feria. Hoy, cuatro años después y con un reparto en el que sólo repite Josh Hutcherson, los Anderson vuelven a ponerse viajeros y a sonrojarnos de mil y una maneras imaginables.
Julio Verne se revuelve en su tumba:
Las novelas de Julio Verne llevan adornando mi estantería desde que tenía diez añitos. Algunas las he leído tantas veces que he perdido la cuenta y sigo sin cansarme de ellas. Nunca me ha molestado que se hagan adaptaciones de las historias del escritor francés al cine, es más, considero que se prestan especialmente a ello. Por eso me molesta de sobremanera que se usen como en esta cinta. De La Isla Misteriosa tenemos el título y un par de detalles sueltos aquí y allá, el resto queda sacrificado en aras del humor tosco de patio de parvularios y el muestrario de carne que suponen para los/las adolescentes Vanessa Hudgens (High School Musical, Sucker Punch) y Dwayne Johnson (Sed de Venganza, Fast Five).
Que el argumento es predecible es algo que ya me esperaba, pero es que además los personajes son tan planos y tan fáciles de convencer (¿os acordáis del tipo que en Austin Powers no soportaba recibir tres veces la misma pregunta? A estos con dos les basta) que no resultan creíbles ni por el más hormonado de los jovencitos que cometan el error de ir a verla.
El culturista simpático:
En medio de tanto desastre, del que no se salva ni Michael Caine (verlo a lomos de una abeja es perturbador), se alza Dwayne Johnson. «La Roca», uno de los productores de la película, es el único que no se toma ni al esperpento ni a sí mismo en serio y logra gracias a eso arrancarnos más de una carcajada: El pecto-pop es carne de los foros de Internet.
A su lado, Josh Hutcherson se tira la hora y media de película pidiendo una bofetada a gritos. Si Johnson le hubiera soltado una buena colleja tras la persecución en moto que abre la película (¿Alguien dijo Terminator 2?) nos habríamos ahorrado muchas tonterías.
Una película para el 3D:
No se puede hablar mal del aspecto técnico de la cinta. La música, de Andrew Lockington (Beat the World, City of Ember), es todo lo correcta que se podría esperar de ella. Los escenarios son visualmente atractivos y la superposición de efectos digitales no desentona más que en un par de momentos.
El 3D es el principal punto fuerte del film. Recurriendo (y abusando) a las caídas a cámara lenta, las explosiones y los lanzamientos de los más variados proyectiles Brad Peyton (Como Perros y Gatos: La Venganza de Kitty Galore) logra que, al menos, los más pequeños puedan tener una experiencia divertida en el cine.
En resumen:
Viaje al Centro de la Tierra 2 juega con el hecho de que no tiene apenas competencia en cartelera (The Muppets ya queda lejos y John Carter aún no ha llegado) para poder hacer un mínimo de taquilla. Conseguirá su objetivo, lo cual no evita que el espectador con dos dedos de frente salga del cine con horror y vergüenza ajena.
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