Seis nominaciones a los Oscars. Seis. Quizás no puedan compararse con las once de La Invención de Hugo o las diez de The Artist. Pero aún así media docena de candidaturas hacen que War horse, la última aventura en dirección de Steven Spielberg, sobresalga entre las demás.
Claro que en este número hay una trampa. Y es que de esos seis posibles premios, cinco son de los considerados «menores» (fotografía, dirección artística, banda sonora…). Pero quisiera centrarme en el que no lo es, el Oscar a la Mejor Película. ¿Se lo merece War Horse?
Respuesta larga: El problema de War Horse es que plantea algo muy interesante –cómo afectó la I Guerra Mundial a las vidas de quienes la sufrieron, en uno y otro bando– por medio de demasiados personajes (sin exagerar hablamos de casi una decena de protagonistas) cuyo nexo en común es un caballo, que puede estar muy bien amaestrado, puede ser un animal bellísimo, pero no es más que un MacGuffin cuadrúpedo con demasiado protagonismo. Para más INRI, el drama se ve cortado en los momentos menos adecuados por ciertas dosis de humor que, si bien pretenden hacernos ver lo ridículo de la guerra, confunden a quien ha ido a ver la película. Dicho esto, si el espectador logra (por cualquier eventualidad), conectar con todos y cada uno de los personajes disfrutará de una hermosa historia y quizás, sólo quizás, este sea el motivo de su nominación.
Respuesta corta: No, no se lo merece ni de lejos. Películas mucho mejores en guión, dirección y realización han quedado fuera del selecto grupo de las nueve candidatas. Toda una injusticia.
Los Oscars «menores»:
Todo lo anterior no sirve para menospreciar un trabajo sublime en fotografía y sonido. Steven Spielberg sabe vender muy bien sus productos y esta vez nos presenta una película deliciosa de ver, todo un lujo para nuestras retinas que se ve apoyado por una magnífica banda sonora del GRAN John Williams, que firma un trabajo digno de la estatuilla dorada. Rick Carter, colaborador habitual de Spielberg desde Parque Jurásico, también se merece el ser tenido en consideración para el premio a la mejor dirección artística por cómo ha coordinado y ayudado a combinar toda la parafernalia visual y auditiva del film.
Los actores tras el caballo:
El extenso plantel de la película hace que nuestro equino amigo, como ya he dicho, gane demasiado protagonismo y que las interpretaciones de los actores queden en ese terreno de la memoria al que nos cuesta tanto acceder. Pero hagamos un esfuerzo y reconozcamos que Benedict Cumberbatch está en un momento muy dulce de su carrera (la serie Sherlock, El Topo, El Hobbit…) y que en esta película hace un papel muy interesante como Mayor Stewart. Reconozcamos también que Tom Hiddleston tan pronto es un maquiavélico Loki como un honorable Capitán Nicholls y eso le honra como actor. Rindámonos, finalmente ante la fuerza interpretativa de un Peter Mullan al que este año también hemos podido ver en Redención (Tyrannosaur).
En resumen:
War Horse NO se merece el Oscar a la Mejor Película, pero es un producto muy agradable para los sentidos que, si bien pasa un poco de puntillas por el drama que se supone que trata, tiene una pequeña chispa de la magia que se le supone a las producciones del Rey Midas de Hollywood.
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