Sorprendió con Azul oscuro casi negro, convenció con Gordos y ahora Daniel Sánchez Arévalo nos conquista con Primos, una comedia que destila buen rollo por los cuatro costados y que garantiza una sonrisa de oreja a oreja cuando, lamentablemente, llega el final.

Todo empieza cuando Diego (Quim Gutiérrez) es abandonado por su novia días antes de la boda, pero éste, por si ella llega a arrepentirse, decide presentarse en la iglesia. Como ocurre lo inevitable y ella no aparece, Diego y sus primos (Raúl Arévalo y Adrián Lastra) deciden ir al pueblo donde veraneaban de niños para cerrar «asuntos pendientes» y recuperar el amor de Martina, su primer romance de juventud.

Lo que hace especial a la película es que a pesar de ser pretendidamente más ligera y desenfadada, no deja de ser una película de personajes. Éstos son muy humanos y cercanos a la realidad. Aún moviéndose en un tono distinto, Primos sigue siendo fiel al universo y obsesiones de Daniel Sánchez Arévalo, como la lucha de uno consigo mismo.

Se palpa el cariño con el que el director trata a los personajes. Así ya sea desde su vertiente más cómica (como la relación de los primos), o desde la más trágica (el Bachi y sus circunstancias) nos conmovemos con sus historias.

Sánchez Arévalo se rodea de actores con los que ya había trabajado antes como Quim Gutiérrez, Raúl Arévalo y Antonio de la Torre, lo que asegura una gran complicidad que se transmite al espectador.

Ver a Quim Gutiérrez siempre es un lujo y más aún cuando saca a relucir su vis cómica, aunque por momentos recuerde a su personaje de Una hora más en Canarias; si bien, mientras Diego quiere volver a emparejarse, Pablo hace lo posible para que su novia le deje en paz.

Los primos se encargan de la parte más graciosa del film, habiendo dos momentos especialmente divertidos: la escena en el altar con la que se inicia la película y la actuación musical en las fiestas del pueblo.

En cuando al Bachi (Antonio de la Torre), resulta muy interesante vivir su desdicha sin que se explique de forma explícita como ha llegado a tal situación. Y por último nos encontramos a Martina (Inma Cuesta), que es quien da el punto de equilibrio entre tanta emoción desaforada del resto de personajes. La actriz es una de las gratas sorpresas del film, que se aleja de lo que venía haciendo en la serie Águila Roja.

Primos es una comedia entrañable y muy divertida que más allá de discusiones sobre si es mejor (que lo es) o peor película, logra no decaer en ningún momento y garantiza una gran dosis de buen humor.