Larga vida al cuero, larga vida a las melenas, a las cadenas y, por supuesto, larga vida al Rock and Roll. Que una película comience con el Paradise City de los Guns N’ Roses tiene la capacidad de engorilar tanto a nostálgicos como a rockerillos de nuevo cuño. Ahora bien, Rock of Ages es un musical y lleva asociados todos los clichés que se pueden esperar de una producción ‘made in Broadway‘: es decir, es para un público muy determinado.
Pero eso no quiere decir que el nuevo trabajo de Adam Shankman sea malo. Más bien al contrario, una vez uno entra en el juego de la película se encuentra con un filme muy divertido que, además, viene acompañado de una música que marcó época.
La mejor manera de enfrentarse a la nueva adaptación del director y coreógrafo de Hairspray (2007) es la de no esperar nada. Si uno pasa de su endeble y dulzón guión se encuentra con un Tom Cruise genial en su retrato del rockero acabado, con un Russell Brand rápido y ágil en el humor, un Alec Baldwin que podría ser el dueño de cualquiera de esos centenares de garitos repletos de humo y el rasgar de las guitarras eléctricas por los que todos hemos pasado, una Catherine Zeta-Jones previsible pero no por ello menos divertida a la que acompaña un Bryan Cranston entregado a la comedia… Oh, bueno, y unos protagonistas que cantan y bailan.
Porque la historia de amor entre Sherrie (Julianne Hough, Footloose 2011) y Drew (Diego Boneta, en su primer largo para el cine) es poco menos que prescindible. Mucho más interesantes son las evoluciones de cada uno en una ciudad dividida entre el puritanismo extremo y la absoluta degradación (que en aras de no empañar el filme queda edulcorada) y en un mundo como es el de la música en el que los managers y los productores musicales llevan años haciendo daño.
Musicalmente Rock of Ages nos lleva de viaje a los años 80, década de la que proceden todas las canciones de su banda sonora (exceptuando More than Words, de 1990, y Cum On Feel the Noize, de 1973) Se echan de menos grupos como Metallica o AC/DC, pero hay que tener en cuenta que su rock, más duro, no casaría igual de bien con el ambiente que Shankman pretende dar a su obra. Aún así se abusa un tanto de grupos con temas «suavecitos» como pueden ser Foreigner (3 temas), Poison (otros 3) o Journey (con sus dos temas más conocidos: Any Way You Want It y Don’t Stop Believin’).
En definitiva, Rock of Ages hará las delicias de los nostálgicos empedernidos y los fans de los musicales y las historias de amor y comedia. Si no os encontráis en ninguno de estos dos grupos cuidado, puede llegar a resultar empalagosa y tonta.
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